El País
Jerusalén.- “El diálogo ha acabado”. Abdel Aziz Rantisi, máxima autoridad de Hamas en Gaza, anunciaba ayer con esta frase lapidaria la ruptura de las negociaciones que desde hace semanas venía manteniendo con el Gobierno palestino para establecer una tregua o hudna, en la lucha armada contra Israel. Con esta decisión los fundamentalistas ponen en peligro la aplicación de la primera fase del plan de paz o Mapa de Ruta, consagrado hace menos de media semana en una cumbre histórica, celebrada en Aqaba, bajo el amparo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
“Mahmoud Abbas (Abu Mazen) ha hecho en Aqaba concesiones inaceptables al comprometerse a algunas cosas que ni Hamas ni el pueblo palestino pueden aceptar”, aseguraba ayer Abdel Aziz Rantisi, de 56 años, médico pediatra, máximo dirigente político de la formación fundamentalista en Gaza, explicando las razones de la ruptura de las conversaciones que los integristas venían manteniendo con el ministro de Seguridad palestino, Mohamed Dahlan, para establecer una tregua.
Rantisi anunciaba la posición, pública y solemnemente, de Hamas, tres días después de que israelíes y palestinos se comprometieran en la ciudad jordana de aqaba, ante el presidente de Estados Unidos, Bush, a resolver pacíficamente el conflicto que les enfrenta desde hace más de medio siglo. El jefe de Gobierno palestino Abu Mazen anunció allí que pondría fin a la Intifada armada, mientras que su homónimo israelí se comprometió a desmantelar algunos de los asentamientos salvajes e ilegales.
El líder de Hamas, llamó a todos sus militantes y simpatizantes a una serie continuada de movilizaciones generales en Cisjordania y Gaza contra los acuerdos de Aqaba. La proclama de Rantisi fue respaldada de manera automática por el líder espiritual de la organización, el jeque Ahmed Yassin, quien desde su domicilio, en Gaza, en su silla de ruedas donde permanece desde hace años como consecuencia de su invalidez, llamó a rebelarse contra cada uno de los puntos del Mapa de Ruta.
La situación no es nueva. Diez años atrás, después de la firma de los Acuerdos de Oslo, las organizaciones radicales palestinas, con Hamas a la cabeza, se rebelaron contra aquellos pactos de paz, configurando un “frente de rechazo”, al que se sumaron una decena de partidos, cuyas direcciones se encontraban asentadas en Damasco, protegidos por el régimen de Hafez el Assad. Como sucediera entonces, la postura de Hamas ha empezado a ser secundada por otras formaciones, entre ellas las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el ala militar radical de Al Fatah o el Frente Popular para la Liberación de Palestina, así como el Frente Democrático y Yihad Islámica.
La rebelión de los fundamentalistas palestinos ha provocado la indignación de Estados Unidos.
, que a través de un portavoz de la Casa Blanca calificó ayer a Hamas de “enemigo de la paz” y urgió a todos los países de la región a ayudar a desmantelar las “infraestructuras del terror”, como se comprometieron días atrás en la cumbre de Sharm Al Sheik.
El portavoz añadió que a pesar de estas amenazas, Estados Unidos continuará impulsando el plan de paz y la aplicación del Mapa de Ruta.
Descarta Mazen
uso de la fuerza
Por otra parte, en comentarios sobre la decisión de Hamas, el ministro palestino Ziad Abu Amr indicó que Abbas haría todo lo que estuviera a su alcance para evitar un conflicto armado con el grupo. El gobierno, dijo Abu Amr, se comprometió a “no recurrir a la fuerza” para resolver asuntos internos.
No hubo declaraciones inmediatas de funcionarios israelíes, donde las oficinas del gobierno estaban cerradas por una festividad judía.
El plan de paz, que los palestinos aceptaron e Israel respaldó con reservas, llama a la Autoridad Palestina a realizar “operaciones efectivas dirigidas a enfrentar a quienes están involucrados en terrorismo”. Esto, según la iniciativa, incluye el “desmantelamiento de las capacidades e infraestructura terrorista” y “la confiscación de armas ilegales”.
Desde la cumbre, las fuerzas israelíes han allanado un escondite de militantes radicales en la ciudad cisjordana de Tulkarm y destruyeron dos túneles en la Franja de Gaza, que según el ejército, eran usados para introducir armas desde Egipto.