Usted tuvo que verlo. Llegó a votar, levantó la cortinilla, se agachó, desapareció de medio cuerpo hacia arriba, para emerger chuscamente entre los cartones fijos que cubrían tres de sus lados, en una mampara que evidentemente no era para personas de su estatura, dando la impresión de un Gulliver asomándose por encima de una barricada hecha por habitantes de Liliput. No se hicieron más tomas de video, la escena no le favorecía, a querer o no tenía algo de humorística. Aunque eso la mayoría de los mexicanos lo considera normal acostumbrado a que este Presidente se salga del protocolo con una flema que cae bien a la gente, hastiada de soportar políticos mequetrefes, engreídos y palurdos. Lo más notable de este acto, eminentemente democrático, fue la ausencia de tanquetas, soldados embrazando un rifle y oficiales de alto rango, con sus vistosos uniformes galoneados, sembrando con sus voces de orden el temor entre los ciudadanos.
El domingo pasado se respiraba un aire de libertad que si no hubiera otra cosa que ovacionarle al actual régimen eso sería suficiente para que Vicente Fox se llevara una carretada de aplausos.
El Presidente sostuvo que estaba alegre por lo que sucedió en las pasadas elecciones, desechando que los resultados hubieran sido un supuesto voto de castigo a su gobierno. Es evidente la intención de ocultar que el golpe le dolió como si se lo hubiera dado Mohamed Ali, decían antaño, en la caja de los pambazos. En lo que tiene razón es que de aquí en adelante se acabó la competencia entre partidos habiendo llegado el tiempo de buscar acuerdos.
Lo que lleva a preguntarme ¿quién dentro de su actual equipo tiene la capacidad negociadora para tal eventualidad?, ¿desde años atrás ha mostrado un absoluto desprecio, que se acrecentó a partir del dos de julio del año 2000, contra todo lo que huele a priismo? No olvido que tanto para el candidato Vicente Fox, como para el presidente Vicente Fox la consigna era acabar con el PRI. Hubo un período en que sin esforzarse mucho Vicente Fox pudo corregir el rumbo si así se lo hubiera propuesto. Eran los días de fasto, pero los dejó pasar, engolosinado en mirarse en el espejo de la madrastra de Blanca Nieves, del que no ha podido deshacerse.
Estoy alegre, dice Vicente Fox. Lo mismo debió decir la zorra, subida en la rama de un árbol, cuando la jauría la acorraló. Esta bien, los ciudadanos en un 65 por ciento no asistieron a las urnas, lo cual se ha venido traduciendo como un rechazo a los partidos políticos. Esto tiene una segunda lectura pues tampoco acudió a los frenéticos llamados que hizo el Presidente para que le quitaran el freno al cambio. Aquí hay un fracaso que no deja lugar a alborozos sino a preocupaciones. No hubo motivación suficiente para que la gente decidiera a salir a las calles. No hay la confianza del pueblo en las autoridades de que las propuestas que han sido rechazadas una vez y otra vez por la bancada priista, en el improbable caso de ser aprobadas, pudieran corregir las graves deficiencias que agreden a los mexicanos. El que más o el que menos, piensa que es puro jarabe de pico.
Este gobierno, si bien le va, se ha reducido a tres años en que el gobierno tendrá que nadar contra la corriente. No, el Presidente no ha dado muestras de ser un hábil negociador que esté dispuesto a dejar a un lado sus fobias. Aunque debe reconocerse que no ha de ser fácil para el Presidente sentarse, día con día, en una silla cuyo asiento y respaldo están plagados de cardos. La tradición indicaba, antes de que llegara la democracia en este país, que una vez destapado el sucesor, de inmediato tomaba las riendas del poder, mientras el saliente agonizaba sin otra función que la de mantener quieta a la manada de lobos. Esto sucedía en los últimos meses de un sexenio, ¡no a la mitad!
En lo que falta para llegar al año 2006, tal como han quedado las cosas, Vicente Fox estará encargado de imponer orden en un mar infestado de tiburones. Además, los partidos políticos muestran un avanzado grado de desarticulación, de creciente discordia interna, con claros síntomas de que, debido al desbordamiento de pasiones, está por avecinarse un cisma. Entonces, me pregunto ¿de qué se regocija?