TORREÓN, COAH.- Además de su onomástico, la Navidad o cualquier otra fecha, a partir de este año los diez de octubre serán especiales para la señora Adela Zaragoza ¿por qué? simplemente porque ese día tuvo la suerte de conocer a su ídolo Ricardo Arjona.
Hace 16 días, el guatemalteco ofreció un concierto en el estadio de béisbol de Gómez Palacio. Adela estuvo a las afueras del inmueble escuchando al artista pero faltando cinco minutos para que finalizara, su petición fue concedida pues los guardias dejaron entrar a las personas que no tenían boleto para que gozaran en vivo y a todo color al artista.
Acompañada por su hija Érika y algunas conocidas, la señora Adela entró corriendo. No lo podía creer, el guatemalteco estaba ahí, cantando el tema Minutos.
?Sentí mucha emoción, me dolía el estómago y me temblaban las piernas, le grité que me lo iba a llevar toda la noche?. ¿Y para qué lo quería? Rió antes de contestar, ?pues para que me cantara Señora de las Cuatro Décadas?.
María Adela Zaragoza Lazarín, es fanática de hueso colorado del cantautor desde que lo vio en el programa Siempre en Domingo. Sin ninguna pena, asegura que en ese instante lo que le gustó de él fue su físico, pero luego cayó redondita al escuchar cada uno de sus temas.
?Me gustan mucho sus canciones, sí dicen lo que pasa en la realidad como ésa de Si el Norte Fuera el Sur. Tengo varios de sus discos y los escucho los sábados y los domingos porque son los días que no trabajo en la maquiladora?.
Una amiga le dijo que el intérprete iba a ofrecer un concierto en La Laguna el diez de octubre; desde ese momento, su mente se puso a trabajar para ver de qué manera podía conseguir dinero para su boleto. Era su gran oportunidad para conocerlo en persona después de tanto tiempo de haberlo soñado.
Por sugerencia de una sobrina, la señora Adela vendió tamales y pudo reunir lo de la entrada, pero por azares del destino tuvo que escuchar a su artista desde afuera del estadio.
?Ya tenía el dinero pero no pude ir porque cuido a mi nieta en ratos, además tenía que darle de cenar a mijo; pero luego llegó mi esposo y se ofreció a llevarnos a mi otra hija y a mí a escucharlo aunque sea desde afuera. Para ese momento todavía hubiera podido entrar, pero luego no lo hice porque mi muchacha no tenía para su boleto ni las otras personas con las que estábamos, así que iba a sentir feo si me metía yo sola?, explicó.
Pero la solidaria mujer se había propuesto ver algo del concierto a como diera lugar, y encontró el modo subiéndose a una barda. ?Mi esposo me ayudó, pero había una lámina que se movía muy feo, así que terminé toda arañada y con muchos moretones?.
Ya cuando el concierto estaba a punto de terminar, los guardias del estadio le permitieron la entrada a los que se encontraban afuera; ni tarde ni perezosa, la señora Adela entró corriendo para ver ?al padre de mis hijos?. Finalmente su sueño se había hecho realidad.