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MÉXICO, D.F.- La vida en las ciudades, sobre todo para las personas que habitan en departamentos, ha privado a los niños de tener una mascota.
Pero, es cierto que como dice el dicho, “todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar’’, y quizá tratándose de animales de compañía vale la pena pensar en un gato.
El médico veterinario Garza Malacara cuenta que son muchos los mitos que rondan a los felinos y entre los más comunes están: “Son animales desagradecidos y traicioneros, qué horror, esos son demoniacos, de mala suerte y, además, te pueden llegar a producir enfermedades incurables y que te traerán problemas de adulto’’.
En realidad nada de eso es cierto, pues -agrega- los gatos son delicados y cariñosos; poseer uno gato como mascota es una experiencia increíble, pero al mismo tiempo una gran responsabilidad. Son animales con una gran independencia, pero, aún así, el que debe estar a cargo de su salud y de su bienestar eres tú, su propietario.
“Debes proveerle de un refugio, cuidados generales, como desparasitación, vacunación, alimentación, entretenimiento al igual que un perro y compañía para mantenerlo sano y feliz a lo largo de toda su vida’’, finaliza Garza Malacara.
El veterinario apunta que “los espacios en los que vivimos en estos tiempos son mucho más reducidos, por lo tanto, el poseer un gato se ha hecho más común. El que posee un gato llega a descubrir en él el cariño que esa figura tan altiva tiene, son animales extraordinariamente limpios y su misma independencia favorece a que no caigan en depresiones tan fuertes, como los perros, al estar solos por un tiempo prolongado’’.
Y cuando llega la decisión hay que pensar: ¿Cómo debemos escoger a un gato de acuerdo a nuestras necesidades? Esto porque existen más de 60 razas de gatos y una gran variedad entre ellos. La conformación y la capa (pelo), varían enormemente entre las diferentes razas, desde el popular mexicano doméstico, el siamés o el persa, con sus apariencias características a aquellas que no son tan comunes como el gato esfinge que no tiene pelo o el Manx que no posee cola.
Además de diferencias físicas, cada raza tiene distintos comportamientos y personalidades. Así, dice Garza Malacara, “podemos tener un gato que sea muy extrovertido y que guste de rondar por todos lados como el mexicano doméstico, o el siamés que se caracteriza por sus vocalizaciones o el persa que es un gato pasivo y casero y que se adapta más fácilmente a cualquier estilo de vida’’.
Agrega que “la mayoría de los propietarios de gatos no buscan un ejemplar de pedigrí o de raza pura’’. Así que cuando adquiera una mascota no olvide que “somos responsables por siempre de todo lo que domesticamos’’.