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El ?interés?

POR ALFONSO LUQUÍN CALVO

Las tasas de interés y el nivel general de precios guardan entre sí una relación de mutua determinación. Así, si las tasas de interés son elevadas, la parte de las ganancias que debe ceder un productor al dueño de un capital dinero que no es suyo aumenta, disminuyendo proporcionalmente la utilidad que puede efectivamente apropiarse. De suyo se comprende que la relación depende del monto de las ganancias de las que estemos hablando, ya que si estas son de por sí elevadas, un interés elevado puede ni significar necesariamente una disminución de las utilidades apropiadas por el productor. Pero prescindiendo de este último aspecto, al pagar elevados intereses, los precios deben ajustarse al alza para obtener al menos, el beneficio medio.

Otro tanto sucede con el consumidor, al comprar a crédito, acepta ceder una parte de su excedente como consumidor al banquero o prestamista por haber usado un dinero que no es suyo. Aunque este pago de más no se manifiesta directamente en el nivel de los precios, si representa para el consumidor lo mismo que si hubiera pagado, a fin de cuentas, un precio más alto por lo que compró. Paga a quien le facilitó el dinero, por permitirle consumir más de lo que sus ingresos actuales le permiten, comprometiendo parte de sus ingresos futuros.

Pero la relación inversa también es cierta. Una elevación de los precios, manteniendo el interés constante, disminuye forzosamente el interés real que obtenemos por nuestro dinero y disminuye, asimismo, el propio valor real del capital invertido. Si las tasas de interés no se alinean a una mayor inflación, decae el ahorro interno y la captación de capitales extranjeros. Se comprende aquí mismo, que el resultado final depende también de las tasas de interés que a su vez se pague en el extranjero, de la percepción de riesgo que deba pagarse a los inversionistas de otras latitudes y, obviamente de la mayor o menor necesidad de promover el ahorro interno.

Todo depende de cual de las dos variables se vea forzada a moverse primero en el tiempo.

El lector se preguntará, y con razón, a qué viene toda esta disertación sobre las tasas de interés y los precios. Sin embargo, resulta necesaria para poder entender el fenómeno que estamos presenciando en estos días en la economía norteamericana y que puede marcar el rumbo de la economía mundial en los próximos años.

En efecto, después de conocerse los datos semanales sobre el desempleo, que no disminuye en la Unión Americana, y habiendo disminuido la presión inflacionaria provocada por los costos de la energía, el fantasma de la deflación hace su aparición en la ?poderosa? economía del país del norte. Una deflación significa lo contrario de la inflación, es decir, que el nivel general de precios, lejos de aumentar, disminuye, y aunque en estos últimos días esta disminución tenga una magnitud de tan solo unas décimas de punto porcentual, resulta significativa, después de que la inflación anualizada en los Estados Unidos alcanzara el tres por ciento.

Ahora bien, ¿qué explicación podemos ofrecer para la aparición de este fenómeno deflacionario en los Estados Unidos?. En primer lugar, hay que considerar el índice de precios al consumidor sin tomar en cuenta los bienes que corresponden al sector de la energía, sobre todo los combustibles. Este índice, recortado podríamos decir, de hecho ha venido disminuyendo motivado por un conservador comportamiento del gasto de los consumidores que ha hecho que las corporaciones, motivadas por la competencia y la necesidad de vender y dar salida a inventarios, vendan a precios más bajos, absorbiendo la ?pérdida? y tratando de sostenerla con reducciones de costos. En este escenario resulta evidente, si atendemos a lo dicho arriba, cuan decisivas han sido las continuas bajas a las tasas de interés de los bonos de la Reserva Federal.

Pues bien, después de la guerra contra Iraq y el dominio norteamericano sobre el petróleo de aquella zona, se disipa la presión inflacionaria que proviene de los costos de los combustibles y entonces, como resultado, una deflación en la economía norteamericana. Lo sucedido en los mercados financieros así lo demuestra, las bajas tasas de interés que hicieron salir capitales de los Estados Unidos, se convirtieron de repente en un atractivo para los inversionistas que vieron en dichas tasas, una cobertura ideal para un fenómeno deflacionario. Imagine el lector que los precios bajen y el valor real de los capitales y los intereses ganados se incremente, aunque no se incremente la tasa de interés. Por el contrario, amarrar ahora un rendimiento de 1.25 por ciento puede significar un rendimiento real mas alto a medida que la deflación avance. Por ello, los bonos ¡a diez años! de la reserva federal tuvieron una gran demanda los días últimos de la semana pasada.

Con ello se abre la posibilidad, imposible ya con inflación, de disminuir aún más las tasas de interés en los Estados Unidos. ¿Comprendemos ahora, por que es tan indispensable para los Estados Unidos que la ONU levante las sanciones impuestas a Iraq y permita a los norteamericanos administrar el petróleo iraquí al menos durante un año? ¿Comprendemos ahora el reclamo a favor del voto de México ? ¿Habremos reprobado la guerra y aprobaremos el reparto del botín?.

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alfonsoluquin@msn.com

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