Ll secretario de Ecología de Fox, Víctor Lichtinger, debería ser quemado en el Zócalo de Acapulco por su canallesca conducta con un destino turístico y una costa fe-de-ral que tiene la obligación de cuidar. Para eso le paga México, no para chacotear y burlarse de “Cacapulco” con el payaso Brozo, que siendo un actor inteligente está perdiendo últimamente la brújula, no sólo en este caso sino en la literal prostitución de sus “edecanes”.
El monitoreo de las playas “para proteger a los bañistas de Semana Santa” que por fin resultó deficiente y hasta falso (La Roqueta siempre no y perdone usté las molestias, Caletilla sí, pero Caleta que es la misma playa, no, Talcopanocha pos sí, pero no importa porque no es turística) causaron un serio daño económico y moral a un puerto que vive exclusivamente del turismo y mantiene en buena medida al estado de Guerrero. Se requirieron cuatro secretarías de Estado -porque también intervinieron la de Turismo, Marina y Salud Pública- en la magna operación de lucimiento del Tarzán Lichtinger y la justificación de su presencia a la cabeza de una dependencia gubernamental escandalosamente inoperante que solapa varios ecocidios en el país y en Acapulco muy específicamente el de la Laguna de Coyuca, del corredor y ecosistema costero que inicia en Pie de la Cuesta hasta Zihuatanejo, el de la Cuenca de Llano Largo en la bahía, arriba de la Universidad Loyola (Iberoamericana).
Pero la tontería agresiva de Lichtinger, que por fin se concretó a denostar Caletilla donde con afán pueril de detener la crítica el gobernador de Guerrero decidió nadar, “poniéndose de pechito”, servirá ahora para exhibir al frívolo secretario como lo que es: Incompetente y malintencionado.
LOS MEDIOS NO TIENEN INFORMACIÓN, por lo visto sobre este tío. ¿No les interesa la ecología? ¡Qué amables se portaron con él los colegas de algunos periódicos, así como de radio y TV! Lo escucharon con la boca abierta de admiración y confianza, como si alguna de las acciones del titular de Semarnat en estos dos años de cobrar un sueldazo, de pavonearse y no hacer nada por la conservación de los recursos naturales de México, le dieran derecho a alguna credibilidad. Avezados reporteros y comentaristas cayeron a los pies del funcionario como en los mejores tiempos del priismo. Los sedujo a los pobres ingenuos porque no creo que hayan recibido embutes ni de él ni de los destinos turísticos competidores, ni de los propios fraccionadores de Diamante (y de otras playas del Pacífico) que para vender sus miles de apartamentos y llenar sus hoteles aseguran a quien quiere oírlos :” Este es el nuevo Acapulco, la bahía -cuyas corrientes por cierto las renuevan cada 72 horas- está muerta y sucia”. No se dieron cuenta los medios informativos que el dedo flamígero de cuatro secretarías señaló a Acapulco, más que a cualquier otra playa, pero ni de la secretaría de Salud, Marina, Ecología o Turismo salió el ofrecimiento de recursos para solucionar problemas de la costa y del océano que, insistamos, son de responsabilidad fe-de-ral.
CIFRAS NADA MÁS hay que ver para entender que respecto a Acapulco en los funcionarios hay algo más que incompetencia y en los legisladores que aprueban los presupuestos, igual. En el de Egresos de Hacienda intitulado “Programas y Proyectos 2003 Turismo”, Acapulco ni siquiera figura en la lista de los destinos turísticos a los que la Federación apoya para la construcción de plantas tratadoras de agua. Le dan 0 pesos a Acapulco, en tanto que a: Cancún : $79 076 300.- Mar de Cortés: $47 013 900.- Ixtapa : $70 795 400.- Huatulco: $80 498 000.- Los Cabos: $22 886 200.- Loreto: $65 468 800.
Pero sin el apoyo de las citadas secretarías, se construirán en Acapulco tres plantas tratadoras de agua, la primera en Pie de la Cuesta que costará 80 millones: 40 millones saldrán del municipio y de Capama (Comisión de Agua Potable y Alcantarillado Municipal), 20 millones del gobierno estatal y 20 del federal, a través de CNA, Comisión Nacional del Agua, a la que de paso debe exigirse que termine las obras que Zedillo entregó al anterior alcalde Zeferino Torreblanca que sumisamente las aceptó sin crítica alguna porque para nunca le importó el mar. Son colectores de aguas pluviales (¿?) que bajan de los cerros en tiempo de lluvias y desembocan en la playa en lugar de continuar a través de tubos submarinos hasta la convergencia de corrientes dentro del mar como sucede en cualquier bahía civilizada cuando no se clavan la lana los constructores. En cuanto a la ineficacia total de la planta de Playa Olvidada o Aguas Blancas, el Tarzán Lichtinger la conoce ya que dijo que de allí venía la contaminación de Caletilla. ¿Entonces por qué la secretaría de Ecología no aporta solución a un problema ecológico en zona federal?
Y en el rubro de promoción nacional, Acapulco recibe (además de golpes bajos como el presente) cinco millones de pesos, en tanto otros destinos entre 10 y 30 millones. En el extranjero, el Consejo Nacional de Promoción Turística, sólo se ocupa de la Riviera Maya y hoy, del supernegocio para gringos de la Sectur, la Escalera Náutica del Mar de Cortés, que según expertos, causará un grave impacto en el siempre amenazado golfo e irreparables daños en el ecosistema costero.
La secretaría de Marina es otra falacia. Malcumple su tarea de mantener las playas limpias. Tiene aquí la Base Naval de Icacos, que es también base del gran velero escuela “Cuauhtémoc”, pero ya no tiene ni barcos para patrullar nuestras costas. Esta tarea la hacen patrullas gringas que se meten campantes a la bahía. Siquiera la compra de un barco-draga debería recomendar la secretaría de Marina para Acapulco.
A Lichtinger hay que darle chance de que lo supla Fox a la brevedad porque si no, podría ir al bote por ecocida. (continuará)...
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