EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Hay que leer. Muchos escuchan esta frase cotidianamente, pero muy pocos la llevan a la práctica. En México los libros pasan casi desapercibidos, por algo es el penúltimo país de un total de cien a nivel mundial, en lo que a lectores se refiere. Hoy que es el Día Nacional del Libro el panorama es poco alentador.
Con la propuesta del diez por ciento de IVA a libros, revistas y periódicos, y ante la posible desaparición de paraestatales que trabajan a favor de la cultura en el país, como es el caso de la librería Educal, la esperanza de formar nuevos lectores se disuelve cada vez más.
Se sabe que el Plan Nacional de Cultura del presidente Vicente Fox marcaba desde inicios de su administración, como uno de sus puntos primordiales el fomento de este hábito, con el lema “Hacia un País de Lectores”, pero parece que la meta no se alcanzará, porque las prioridades del Gobierno Federal apuntan hacia otros blancos.
La respuesta de los escritores no se ha hecho esperar. Luego del anuncio del Paquete Económico para el 2004, muchos se han pronunciado en contra de la política cultural del gobierno foxista. Autores laguneros compartieron su opinión al respecto, al mismo tiempo que aprovecharon para recordar y recalcar la importancia del libro en su día.
Para Saúl Rosales la propuesta del gravamen, “es una invitación más a que la gente no adquiera libros”. Hasta los lectores asiduos del ámbito literario de la región han dejado de comprar libros, “la gente no ha dejado de leer libros, pero sí de comprar; un Estado debe facilitar el desarrollo intelectual de sus pobladores y gravar los libros no es facilitar el camino”, asegura.
Por su parte, Jaime Muñoz Vargas apunta que “cualquier gravamen a los libros es una carga que repercutirá en el consumo de este producto. Si ya de por sí hay pocos lectores en nuestro país, el traído y llevado impuesto a los libros ahondaría más la terrible situación del libro en México”.
Édgar Valencia asevera que esta situación deriva en la falta de apoyo editorial, una polémica que no sólo se da en México, sino también en otros países: “(de aprobarse el impuesto) repercutirá en una ausencia de consumidores de libros”. Por eso habrá que buscar otras opciones, como los libros usados y las bibliotecas públicas, afirma. “Pero sí tenemos que exigir un apoyo a la industria editorial”.
Educal es una red de librerías a nivel nacional, que depende del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Funciona desde 1982, distribuyendo libros editados por la misma dependencia y por la Secretaría de Educación Pública, y es una de las paraestatales que el presidente Fox propuso desaparecieran.
Al respecto, Muñoz Vargas declara que “las instancias del gobierno que sirven a la edición, distribución y venta del libro tienen que ser apoyadas de manera creativa y desinteresada. Lo malo de los gobiernos neoliberales es que su apuesta olvida casi por completo el apoyo a la cultura”.
Para el autor de Juegos de Amor y Malquerencia, su último libro, la cultura “es lo primero que sacrifican, y eso lo hacen siempre con el argumento de que sólo genera números rojos. Piensan en la cultura, en el libro, y lo quieren traducir a ganancias contantes y sonantes. No ven más allá de eso: no piensan en la ganancia espiritual, en el avance intelectual de la gente, en el valor de los bienes culturales como parte de nuestro patrimonio”.
Negar infinitas posibilidades significaría la desaparición de Educal para Édgar Valencia. “Sería terrible, sería como quitarnos un ojo, quitarnos una posibilidad de ver más allá, esas librerías hacen mucha falta en nuestro estado, por ejemplo en Piedras Negras no hay ni una sola, la estuvieron solicitando mucho tiempo y todavía no se las dan”.
El cierre o privatización (que también se ha planteado) de esta red sería cerrar muchas alternativas de distribución sin afán de lucro: “Es negarnos posibilidades de acercamiento al libro; en vez de que nos lo hagan familiar y que los encontremos en todos lados, lo reducen a ámbitos prácticamente de ilegalidad”, agrega el ganador del Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa.
Sería otra manera de propiciar el distanciamiento entre el lector y los libros, opina por su parte Saúl Rosales. “Porque van a entrar en régimen de competencia, en el que para sobrevivir van a tener que sacrificar a la parte más vulnerable del proceso productivo del libro que es el lector.
Atentar contra los libros, es atentar contra el lector y por tanto distanciar aún más la relación entre éstos”, afirma el escritor de obras como Autorretrato con Rulfo y Memoria del Plomo.
“No hay escenario ‘mejor’ si se grava al libro; lo ideal es que se le apoye, que sigamos siendo creativos para promover la lectura, que el libro sea accesible a todos”, propone Jaime Muñoz Vargas, quien además de escritor es catedrático en la Universidad Iberoamericana (UIA) Torreón. Pero la responsabilidad no es sólo del gobierno: “Todos podemos hacer algo, donde estemos, por darle al libro el valor que merece”.
Un universo
¿Qué hay de especial en un libro, que hasta se instauró un día para celebrarlo? A simple vista, parece que nada, a no ser que tenga una portada colorida y, por tanto, atractiva para quien se tope con ella.
La magia inicia cuando se abre. El recorrido por sus páginas resulta toda una aventura por la vida y obra de personajes, lo mismo históricos que fantásticos.
“Lo interesante es cuando lo abres y encuentras que cada libro es diferente –apunta Valencia-, que cada uno tiene vida propia; de hecho la obra literaria no está terminada hasta que no es leída, si no, es como si no existiera”.
Saúl Rosales, quien también dirige el taller literario del Teatro Isauro Martínez, asegura que el libro “es un universo abierto, es un llamado a la aventura, a conocer seres humanos, ambientes y culturas distintos”.
El libro es, entonces, una gran cantidad de posibilidades distintas a las que uno vive en su cotidianeidad. “La aventura del libro es tan asombrosa, que en cuanto uno lo abre empieza a estar fuera de su mundo para ingresar al del otro”, agrega Rosales. Y es también, en su opinión, el pretexto para entrar en contacto con la belleza del idioma, la parte que el autor ha convertido en materia literaria, al valerse de herramientas lingüísticas, con el gusto y el sabor de la palabra.
Por ello, el libro debe ser, a juicio de Jaime Muñoz Vargas, un artículo de primera necesidad; para lo que se requiere suavizar el régimen impositivo contra la edición. “No se gana mucho dinero con un impuesto al libro; en cambio sí se agranda el viejo lastre del desdén social a la lectura”.
Su vigencia
El libro no sólo sirve para “aventurarse” en las historias de personajes fantásticos, sino que es, además, una herramienta útil para el desarrollo del conocimiento
“Lo que hace el libro es retransmitir”, señala Rosales. Por un lado –explica- están los de texto, que favorecen la reproducción del conocimiento; y por el otro, los de literatura, que satisfacen la necesidad de la gente de conocer detalles de los demás. Ambas funciones son las que han mantenido la vigencia del libro.
A cinco siglos de la aparición de la imprenta, invento que marcara la creación del libro, y con los avances tecnológicos como la Internet, la vigencia de las obras literarias permanece porque “un libro es mucho más afable, portátil, no gasta electricidad y lo podemos llevar a cualquier lado”, en la opinión de Valencia. “Imagínate leer El Quijote en la Web”.
Los libros electrónicos no desplazarán al tradicional –considera Édgar-, porque quizás su función únicamente se limite a la consulta por parte de estudiantes e investigadores.
“Mi mente es pesimista, pero mi corazón es optimista”, dice Jaime Muñoz Vargas. “Desde hace mucho veo negro el panorama del libro, pero no debemos flaquear. Mi trinchera en este rubro es la reseña y la recomendación directa de libros. Creo que cada quien, así sea como padres de familia comunes y corrientes, podemos ser defensores de este derecho: el derecho a ser lectores”.
Entre que se aprueba o no el impuesto, y que desaparece o sigue Educal, México sigue siendo un país de pocos lectores, y los números son poco alentadores también. Según Saúl Rosales, en la década de los 60 se tiraban aproximadamente mil ejemplares, cuando el país contaba con cerca de 60 millones de habitantes, y ahora que somos casi los cien millones, el tiraje de edición sigue siendo el mismo. Ante estas premisas, el futuro del libro se avizora incierto.
La celebración
Desde 1979 se conmemora el Día Nacional del Libro cada 12 de noviembre. Sin embargo, en la edición 2003 la celebración se llevará a cabo hasta el viernes, día en que se inaugura la 23 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), en el Centro Nacional de las Artes de la Ciudad de México.
En Torreón, el festejo correspondiente se llevará a cabo ese mismo día, en punto de las 17:00 horas, el cual contará, entre otras cosas, con una serie de dinámicas lúdicas, la participación de la cuenta-cuentos Ena Galíndez, concursos y obsequios.
En afán por vincular a la comunidad lagunera con el ámbito literario, esta actividad es coordinada por el Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult), y una librería de la plaza comercial ubicada en Cuatro Caminos, en donde se desarrollará el festejo.
El decreto para conmemorar el Día Nacional del Libro fue expedido por el entonces presidente José López Portillo, quien estableció que en esa fecha (12 de noviembre) se entregaría el Premio Nacional Juan Pablos al mérito editorial, los premios de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) a las mejores publicaciones, y que se publicaría un libro conmemorativo.
Para este año, la celebración incluye la publicación de La Brevedad, autoría de Augusto Monterroso, obra que será distribuida de forma gratuita en la mencionada feria del libro, y el Premio Nacional Juan Pablos será entregado por el director y fundador de la editorial México Desconocido, Miguel Sánchez Navarro Redo.
EN CONTRA
Luego del anuncio del paquete fiscal para el 2004, por parte del presidente Vicente Fox, y en el marco de la celebración del Día Nacional del Libro, escritores nacionales se han manifestado en contra.
-“Mientras el presidente (Vicente) Fox decreta un país de lectores, su Secretario de Hacienda decreta un desierto de lectores”. Víctor Hugo Rascón Banda, presidente de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem).
-“Se seguirán en las ventas de todo lo demás en materia de arte y cultura, hasta llegar a las zonas arqueológicas”, German Dehesa, escritor.
-“Es un grave error que el gobierno de Vicente Fox no se haya dado cuenta de que la embajadora de México ante el mundo es la cultura’’, Enrique Krauze, escritor.
-Por su parte, escritores como Humberto Musaccio, Laura Esquivel y Paco Ignacio Taibo II calificaron como semi analfabetas a los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que pretenden aplicar el impuesto del diez por ciento a libros, periódicos y revistas.
-Los autores consideran que el aumento en los impuestos no es lo único preocupante, ya que el hecho forma parte de una tendencia que pretende acabar con toda aquella manifestación cultural que no sea rentable.
FUENTE: Agencias