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'El llano en llamas' de Juan Rulfo cumple 50 años

19 septiembre 2003

México, (EFE).- El mundo literario latinoamericano conmemora esta semana los cincuenta años de la publicación de uno de los clásicos de la literatura, "El llano en llamas" (1953), de Juan Rulfo.

Desde hace varias semanas y hasta finales del año, instituciones culturales y universidades mexicanas conmemoran con diversas actividades la publicación del famoso libro de cuentos que marcó a autores tan importantes como el colombiano Gabriel García Márquez.

El principal homenaje a Rulfo, considerado por la crítica internacional como uno de los mejores narradores breves de la lengua española, se hará en diciembre en el ámbito de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Más de cincuenta especialistas en la obra de Rulfo participarán en mesas redondas, conferencias magistrales, ciclos de cine y exposiciones, entre otras actividades relacionadas con la vida y la obra del escritor mexicano más traducido a otras lenguas.

Juan Rulfo (1918-1986), quien también destacó con la novela "Pedro Páramo", se concentró en cuestiones como la Revolución mexicana, la lucha por la tierra, la seguridad social y la marginación geográfica y económica, entre otros.

Ayer, Gabriel García Marquez, Premio Nobel de Literatura de 1982, recordó la forma como descubrió a Rulfo y cómo sus relatos le ayudaron a salir del "callejón sin salida" en el que se encontraba como escritor.

Expresó que "el descubrimiento de Juan Rulfo, como el de Franz Kafka", será un capítulo esencial de sus memorias.

"Yo había llegado a México el mismo día en que Ernest Hemingway se dio el tiro de la muerte, el 2 de junio de 1961, y no sólo no había leído los libros de Juan Rulfo, sino que ni siquiera había oído hablar de él".

Recordó que cuando llegó a México tenía 32 años; "había hecho en Colombia una carrera periodística efímera, acababa de pasar tres años muy útiles y duros en París y ocho meses en Nueva York, y quería hacer guiones de cine en México".

"El mundo de los escritores mexicanos de aquella época era similar al de Colombia y me encontraba muy bien entre ellos", dijo.

"Seis años antes -agregó-, había publicado mi primera novela, 'La Hojarasca', y tenía tres libros inéditos: 'El Coronel no tiene quien le escriba', que apareció por esa época en Colombia; 'La mala hora', y la colección de cuentos de 'Los funerales de la mamá grande'".

"De modo que era yo un escritor con cinco libros clandestinos, pero mi problema no era ese, pues ni entonces ni nunca había escrito para ser famoso, sino para que mis amigos me quisieran más y eso creía haberlo conseguido", dijo García Márquez.

"Mi problema grande de novelista era que después de aquellos libros me sentía metido en un callejón sin salida y estaba buscando por todos lados una brecha para escapar", puntualizó.

El escritor colombiano afirmó que "conocía bien a los autores buenos y malos que hubieran podido enseñarme el camino y, sin embargo, me sentía girando en círculos concéntricos"

"No me consideraba agotado, al contrario, sentía que aún me quedaban muchos libros pendientes, pero no concebía un modo convincente y poético de escribirlos", indicó.

"En esas estaba, cuando Alvaro Mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros. Separó del montón el más pequeño y corto y me dijo muerto de risa: '¡lea esa vaina, carajo, para que aprenda!'".

"Era 'Pedro Páramo'. Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca desde la noche tremenda en que leí 'La metamorfosis', de Kafka, en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá, casi 10 años atrás, había sufrido una conmoción semejante. Al día siguiente leí 'El llano en llamas' y el asombro permaneció intacto", concluyó.

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