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El matrimonio/Realeza obliga

Patricio de la Fuente González-Karg

(primero de tres)

No puedo sustraerme de los acontecimientos mundiales, tampoco dejar de leer: se ha vuelto para mí una droga, lo llevo en la sangre. Muchísimo menos podría olvidar escribir pues lo concibo como catarsis, mantiene mente ocupada y espíritu abierto. Trato de ser ameno, tocar infinidad de temas, meter la pata, relatar estupideces, alcanzar la seriedad, caer en aquello frívolo, desnudarme, personalizar el editorial como si fuera mi diario intemporal. Vienen las loas, la crítica: al final sigo en pie pues creo en la pasión por el trabajo como fuerza creadora, me planto ante el espejo para constatar que mis palabras calan hondo; también me veo de cuerpo entero y no paro de reírme ante el maremágnum de historietas rondando mi cerebro, la estulticia que cargo a cuestas, una historia de vida que bien podría definirse como montaña rusa: caídas y bajadas pronunciadas, adrenalina pura. La calma hace bien, la soledad escogida fortifica, alejarme de eso lastimoso ayuda.

Viene a colación lo anterior pues estoy hastiado de temas nacionales. El circo informativo -la política pura- siempre seguirá siendo divertida, chusca, amena y plagada de un surrealismo que sólo en México puede entenderse a fondo; a pesar de ello a veces llega a hastiar, termina por convertirse en rueda de la fortuna gira y gira: siempre el mismo movimiento o cual “boomerang” exige pies de plomo, mucha cautela pues lanzarlo implica su inevitable regreso con inusitada contundencia. En corto: este jueves, mañana viernes y el sábado nada hablaremos de México, le daremos vacaciones por tres días; lo merece tu mente lector y lectora querida, lo clama con fervor mi existir afanosamente buscando paz dentro de una profesión que la mayoría de las veces no permite descanso.

Tres editoriales en pos de llegar a la entraña del matrimonio. Intentaré descifrar tal misterio desde el punto de vista de los comunes (nosotros los mortales) y también vendrá incluida la perspectiva bajo la cual dicho sacramento es concebido en las Casas Reales de Europa. Ojo: si están en espera de una crónica sobre chismes la tendrán, si quieren revisar el pasado, presente y futuro lo conseguirán. Hagan de cuenta que juntos exploraremos reunidos para aclarar dudas, soltar interrogantes, desmenuzar, llegar hasta el punto medular, caer en el entendimiento de qué perseguimos por igual casados y solteros, en fin, compararnos con otras latitudes. Dicho sea lo anterior quedan cordialmente invitados a aventurarse conmigo, y quién sabe, a lo mejor para el sábado terminamos confundidos, en un peor estado, pero ante todo, lo más importante: pensando, cuestionándonos pues aquél sin la capacidad de hacerlo está imposibilitado para realmente existir, tener la capacidad de explorar para así después soñar.

El hombre es libre por naturaleza, sin embargo dicha libertad está a veces cooptada por una serie de circunstancias imponderables. Si nos situamos dentro de un entorno común y corriente las restricciones suelen ser menores: los seres humanos tenemos mayor capacidad para actuar, elegir conforme a lo que mejor convenga.

¿Y para mí pues qué es el matrimonio? Bueno, además de una enorme responsabilidad ante todo debe ser una aventura, apostarle a lo mejor sin correr prisa. Aquél dispuesto a casarse debe hacerlo sin presiones sociales, plenamente convencido, profundamente enamorado. Si eres hombre busca una mujer que sea tu contrapeso, atempere tus pasiones, sea tu compañera, socia y atesore secretos, miedos e ilusiones. Encuentra a una socia, la mejor amiga, soldadera, compañera de todas tus guerras y nunca temas brille más que tú, al contrario, juntos destellen, conquisten al mundo. Opino vital jamás olvidar la sorpresa, que a pesar de la contundencia del tiempo y el natural paso de los años haya elementos en pos de mantenerlos unidos. Hacia la pareja y aunque ya anden rondando la senectud se te siga cayendo la baba, entiendas la belleza termina por ello la importancia de basarse en lo tangible, aquello que nada pueda borrar.

No soy apóstol ni el Corín Tellado posmoderno. Todos hemos pecado, a pesar de lo anterior el día que me case quiero hacer de la fidelidad mi aliada. Cierto, habrá tentaciones por doquier, muchas veces caminaré por mantequilla y ante mí seguramente se postrarán bellezas de toda clase y especie: espero jamás resbalar pues sabré que en mi casa tengo a la mejor de todas, la que reúne la esencia con la cual estoy en simbiosis permanente. Si se presentan crisis entenderlas como oportunidades, apostarle siempre al éxito, a dialogar de forma permanente haciendo del hablar claro y la honestidad sólido fundamento, base bajo la cual iniciemos un proyecto de vida en común.

Siempre existe en el hombre o la mujer el miedo al fracaso. ¿Seré capaz de elegir bien? ¿Esto es lo que verdaderamente me conviene? ¿Estoy realmente enamorado o simplemente encaprichado, frenético y cegado ante la circunstancia? ¿Mi decisión obedece a la presión social, al “deber ser” o realmente es libre? ¿Pienso con la cabeza, las tripas o el corazón? ¿Qué me depara el decir sí: obviamente no es un juego de niños? ¿Cómo educaré a mis hijos y cuáles serán los valores quiero persigan?

Asumámoslo, también es de dar miedo el matrimonio.

Mañana le seguimos. Evitaré perderme en el rollo filosófico para trascender, concretizar: España, Inglaterra, Luxemburgo, Ciudad de México y La Laguna, sus familias monárquicas y los corrillos que se entretejen alrededor de ellas.

Correo electrónico:

pato1919@hotmail.com

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