“Para encontrar la paz, la humanidad debe buscarla brindando su compasión a todos los seres vivientes”.
ALBERTH SCHWEITZER
En esta sección siempre hemos reconocido y agradecido la bondad y la nobleza de personas que hacen algo en favor de los perritos callejeros. Esas personas que no los tachan como problemas para la sociedad, ni como seres indeseables, agresivos, peligrosos, rabiosos; sino que los ven como criaturas necesitadas de amor, atención, cuidados, que desgraciadamente NO pidieron venir a este mundo y les tocó la mala suerte de sufrir, más bien, la mala suerte de encontrarse con “humanos” indiferentes y crueles, que hacen caso omiso de los derechos de los animales.
Afortunadamente, las personas de buen corazón todavía existen y los amantes de los perros no dejamos de sorprendernos con actos como el de la familia Martínez. El hijo menor de la familia estudia su carrera profesional en la ciudad de Monterrey, hace aproximadamente un mes se encontró una perrita criolla, chaparrita, de color claro vagando por la calle, su reacción NO fue como la de la mayoría de las personas (indiferencia, asustarse, espantarla...), él la recogió y la llevó con un veterinario, después le dio refugio en la casa que comparte con otros compañeros de estudios.
La perrita, de apenas unos meses de edad, no perdía la oportunidad de agradecerle lo que había hecho por ella, probablemente no había tenido muy buenas experiencias con otras personas, así que cuando el joven llegaba a su casa era la primera en recibirlo con un meneo de cola y sus respectivos lengüetazos. Rápidamente se encariñaron, pero la nueva huésped estaba casi todo el día sola, mientras su nuevo amo y amigo se iba a la universidad.
Él sabía que la perrita necesitaba más atención, la cual no podía darle, lógicamente no quería regresarla a las calles... Habló con sus papás, los cuales radican aquí en Torreón y les pidió que fueran por ella para integrarla a la familia perruna que ya tienen en su rancho, sin dudarlo, los señores fueron por ella. Cuentan que la despedida fue emotiva, a pesar de haber estado junto sólo 3 semanas, ya habían creado unos lazos de cariño muy grandes. “La Regia” se portó muy bien durante todo el viaje, se integró inmediatamente a la familia y se adaptó a su nueva vida rápidamente. La semana pasada vino su “amo original” de visita y su encuentro con “La Regia” fue muy conmovedor...
Para algunas personas esto puede ser el “colmo”... para nosotros, es un acto de amor y bondad, es la diferencia entre querer a los perros y comprometerse verdaderamente con ellos, sobre todo con los que más lo necesitan...
Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com; Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org