El jueves pasado, en un noticiero nocturno presentaron un reportaje que desde que lo vimos anunciado mi mamá y yo nos partió el corazón y nos llenó de coraje... era sobre “criadores de perros de pelea” ¿qué? ¿ya existen personas “calificadas” para criar perros cuya misión en la vida es matar a su adversario?, pues desgraciadamente sí, los seres humanos hemos llegado a ese grado de inhumanidad.
El cinismo de los supuestos entrenadores era muy grande, hablaban de cuánto les costaba preparar a cada perro con una frialdad inconcebible, pero eso sí, se justificaban diciendo que ellos no recurrían a los golpes o a dejarlos sin comer, sino que se enfocaban al acondicionamiento físico, o sea... mantenerlos corriendo por horas en círculos persiguiendo a un perrito de peluche... que en lo personal, se me hace una táctica igual de malvada que las demás.
¡Ah!, pero las peleas que organizan estos criadores no son malas ¿por qué? porque los dueños no compiten por dinero, sino por un trofeo, por el reconocimiento de que su perro es el mejor, el más valiente... ¿y el resultado?, el mismo, perros muertos, heridos, agonizantes.
Lo más triste fue ver cómo el reportero se acercaba a las jaulas y los perros (American Pit Bull) movían sus colas y empezaban a aullar, como pidiendo ser sacados de ahí, suplicando una oportunidad de vivir con alguien que los quisiera y no con alguien que los obligara a matar.
Y esa es la parte “menos dura” del asunto, porque en nuestro país existen miles de bandas de “cholos” que se dedican a esta misma actividad, pero con la crueldad multiplicada por mil, que cruzan indiscriminadamente perros de razas supuestamente agresivas (no existen perros agresivos, sino malos dueños) para venderlos en las calles por unos cuantos pesos... y la pregunta de los 64,000 ¿dónde están las autoridades? ¿qué proponen? ¿qué han hecho?, respuestas “quien sabe”, “nada”, “nada”...
¿Y nosotros que podemos hacer?, tal vez sea más fácil de lo que creemos, no seamos indiferentes, no perdamos nuestra capacidad de asombro ante tales atrocidades, no dejemos que nuestros niños crezcan “familiarizados” con este y otros tipos de crueldad...
Y desde estas líneas un urgente llamado a las autoridades de nuestra ciudad, por favor, hay cosas más importantes por hacer que escoger el enrejado de un bosque, hay asuntos que pueden hacernos una ciudad más humana y más digna de este mundo... ¿les doy una pista? fíjense en los miles de perros callejeros ya con eso tienen por un muy buen rato...
Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com
Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org