Hace unos días me hice esta pregunta: ¿por qué al referirnos a la mala suerte decimos “suerte de perro”? ¿Por qué dicen “lleva una vida de perro”? Empecé a ver una película hace 2 días que se llamaba “Mi vida como perro”, creo que sobra decir que al protagonista le iba mal en la vida, nadie lo quería y sufría mucho. Esto quiere decir que ya se nos hace común ver a los perros en la calle, ver cómo son apedreados, echados a su suerte, pateados, verlos deambular hambrientos, sedientos... Conforme se acerca la temporada de calor se incrementa el número de perros que se ven en la calle, y lo peor es que también en los últimos años se ha incrementado el parque vehicular.
Actualmente por el centro de la ciudad me llama la atención un perrito negro, con el pelo ya crecido, sucio, que ha buscado refugio en una casa abandonada. Logró hacer un pequeño boquete y por ahí entra y sale de su “casa”, lamentablemente la tiene que compartir con basura, ratones, insectos y quién sabe qué otras cosas. Él, como muchos otros, se ha adaptado a la soledad, a vivir entre basura, entre tráfico, a correr entre carros, entre lavacoches, entre niños apedreándolo y entre adultos insensatos que lo único que hacen es asustarlo y patearlo. Aunque no todo es sufrimiento, gracias a que aún existe bondad en el mundo, una familia que vive cerca de donde “vive” él le da de desayunar y de comer todos los días desde hace aproximadamente dos semanas.
Lo único malo es que para llegar a sus comidas tiene que atravesar la avenida Juárez, cuyo tráfico va en aumento a partir de las 7:00 a.m. Le han intentado ofrecer asilo, un hogar, incluso; pero lamentablemente está tan asustado y decepcionado que no quiere saber nada de los humanos. ¡Y no es para menos! A él, como a muchos otros, nos hemos encargado de hacerle sentir y entender que su vida es una vida de perro, que está en este mundo nada más para sufrir, para dar lástima y que no merece ser querido. Este concepto de “vida de perro” es el común de la mayoría de la gente. Ya va siendo hora de que dejemos de relacionar este concepto con una vida llena de sufrimiento; sufrimiento del cual también son objeto otros animales como los burros y caballos (que seguimos viendo frecuentemente entre los carros, jalando carretas llenas de desperdicios). De nada sirve importar “mugreros” (carros) americanos si el gobierno no busca apoyar a los dueños de este tipo de carretas para que permitan a los animales disfrutar del mismo derecho que tenemos nosotros a la vida.
Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com; Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org