Mis humildes amigos, en esta navidad quiero hablarles y explicarles que por todas partes los hombres celebran alegremente el nacimiento del Señor, pero no se acuerdan de ustedes.
Y, sin embargo, ustedes estuvieron ahí cuando sucedió el milagro, cuando el amor de Dios se hizo carne y su luz eterna se derramó sobre la Tierra.
Desde la penumbra del establo, sus miradas tiernas y ojos mansos presenciaron el nacimiento del Niño Dios.
Y desde lejanas tierras llegaron, junto a los pastores, para rendir el
homenaje esperanzado de las criaturas al Salvador del Mundo. Fue entre ustedes, en un establo, sobre un pesebre, donde nació Cristo. Los hombres no tuvieron lugar para él, pero ustedes sí lo han tenido, tienen paciencia y humildad para recibir al Hijo de Dios.
Y a pesar de todo eso los hombres los hemos olvidado, y en lugar de
ofrecerles un lugar lleno de luz y amor les hemos dado sombras donde aguardan pacientemente, desde los siglos de los siglos. Solamente los niños y los de corazón puro han abierto sus brazos y los han recibido como hermanos en el gran reino del amor de Dios.
Mis humildes y buenos amigos, quiero hablarles en esta noche de Navidad en nombre de todos los humanos, para agradecerles y pedirles perdón. Quiero agradecerles por todo el bien que recibimos de ustedes y quiero pedirles perdón por todo el mal que les causamos. Mis amigos, quisiera poder ser un rey en esta noche para reunirlos a todos a mí alrededor y brindarles lo mejor que les podamos ofrecer. Porque me siento deudor desde el primer día hasta la eternidad.
¡Que no daría por ser un mago en esta Nochebuena para llegar a sus casas para hablarles y ofrecerles la paz y el consuelo que tanto anhelan al igual que nosotros! Quisiera cubrir con miles de velas y esferas el más alto de los pinos para celebrar Navidad con ustedes, mis amigos olvidados.
También los hombres, en el fondo de nuestros corazones, tenemos ansias de paz. Llegará el día en que despertaremos de nuestra pesadilla, y nos encontraremos en un mundo lleno de amor, paz y felicidad. Esperen ese día queridos hermanos, y perdonen nuestras acciones, yo les prometo que pronto todos tendremos los mismos derechos y respeto.
Lucy Alvarado Cuevas lucy6818@yahoo.com
Arturo Castañeda Orduña wolfschauze@aol.com