Querido “amigo” de los animales...
Quiero contarle lo que pasó con su perro después que usted lo abandonó en la calle. Los primeros días se quedó en el mismo lugar, esperando que usted, su amado dueño, volviera. Después de unos días, el hambre lo hizo vagar por las calles, buscando albergue y comida. Ahora come todo lo que pueda encontrar, aunque esté podrido, agusanado o lleno de parásitos que causen enfermedades. Los demás perros lo persiguen y acechan. Pero la gente es todavía más cruel con él. Casi siempre se oculta bajo los autos como forma de protegerse. El frío en las noches lo hace aullar de sufrimiento, pero su cuerpo aún resiste.
¡Querido amigo de los animales!
Hoy encontré a su perro en la puerta de mi casa, pero él no podía verme porque una terrible infección cubría sus ojos; podían verse sus huesos a través de su piel sucia y descamada, no podía comer porque su estómago estaba inflamado debido a todas las basuras infectadas que había ingerido en su eterno vagar por las calles. Demasiado débil para mantenerse en pie, sólo emitió un gemido que me partió el alma. Debería haberlo escuchado usted, que es su verdadero dueño. Ahora su perro está muerto, su frágil cuerpo se apagó lentamente frente a mis ojos. ¿No cree usted que, haberlo abandonado es una crueldad? ¿No piensa, en lo más profundo de su alma, que condenó a su mascota a la muerte?
“El peor pecado para con nuestras criaturas amigas,
no es el odiarlas,
sino ser indiferentes con ellas,
ésa es la esencia de la inhumanidad”.
George Bernard Shaw.
Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com; Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org