ROMA, (Reuters) - Después de cinco años de restauración, la escultura de Moisés creada hace casi 500 años por Miguel Angel luce como nueva.
Restauradores de la capital italiana han estado trabajando con cuidado desde 1998 en la majestuosa escultura de un Moisés sentado, tras un acalorado debate sobre la mejor manera de limpiar el monumento desnudo de David, hecho por el escultor, en Florencia.
"El Moisés encierra la verdadera pasión y valentía de Miguel Angel. El lo consideró su obra más importante", dijo el jefe restaurador Antonio Forcellino a Reuters.
"Nuestro propósito era redescubrir la verdadera obra de Miguel Angel, primero mutilada por los críticos y luego por los constructores (...) Cuando llegamos, estaba sucio, pero poco a poco le hemos quitado las manchas", indicó.
La restauración del Moisés -el profeta hebreo de la Biblia que guió a los israelitas en su éxodo de Egipto- fue finalizada recientemente y se prevé una ceremonia de inauguración para enero.
El Papa Julio II encargó a Miguel Angel en 1505 producir 40 esculturas para su grandiosa tumba, que concibió como el monumento funerario cristiano más magnífico.
Pero después de concluir el Moisés de 2,3 metros de altura, a un Miguel Angel que ya había sido sometido a un exceso de trabajo se le encargó una nueva obra: pintar el techo de la capilla Sixtina de la ciudad del Vaticano.
La tumba soñada por Julio nunca llegó a ser como la concibió y el Moisés se convirtió en parte de una versión mas modesta que domina una esquina de la Basílica de San Pedro.
La figura de Moisés, sentada y portando las tablas de los 10 Mandamientos, originalmente miraba hacia adelante, pero Miguel Angel adaptó la escultura a su nuevo ambiente en 1540, girando su cabeza hacia la luz. "Fue un genio", dijo Forcellino.
El debate continúa en el mundo del arte, sobre si dichas esculturas deberían ser restauradas del todo.
James Beck, un historiador de arte de la Universidad de Columbia, dice que la restauración significa imponer el momento presente en el arte y cambiarlo para siempre.
Beck se pronunció contra la limpieza del David desnudo de cinco metros de alto, visto por muchos como el símbolo de la rica herencia artística de Italia, y dijo que la limpieza alteraría su apariencia.
Pero Forcellino, de 48 años, minimizó el debate sobre el David como una simple batalla entre expertos del arte interesados en atraer la atención general.
"El éxito o el fracaso de la restauración no está en los productos usados, está en la habilidad del restaurador", indicó.
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