Cuando las llantas de automóvil ya no sirven para rodar, pueden servir para que se ruede sobre de ellas, incorporadas al pavimento de las carreteras, reportó la revista “Science News”. Varias aproximaciones tecnológicas están recurriendo al caucho para dar mayor resistencia al asfalto, lo cual no solamente puede mejorar la calidad de las carreteras, sino reducir los montones de llantas de desecho. En Estados Unidos, se desechan casi 300 millones de neumáticos cada año. Aunque la idea de incorporar caucho a los caminos es vieja, sólo en los últimos años ha crecido la idea.
El Congreso ha aprobado una ley en ese país que exige que un 5% del pavimento pagado con ayuda federal incorpore caucho residual de llantas. En números, esta ley significa inicialmente algunos cinco mil kilómetros de carreteras, pero además la ley exige que el porcentaje aumente año con año. La “vulcanización” del pavimento puede lograrse por vía seca o vía húmeda. En el proceso seco, los ingenieros muelen las llantas hasta formar granos gruesos que revuelven con piedra y arena. En los procesos húmedos, las llantas se calientan junto con el cemento de asfalto para producir un pegamento todavía más espeso que se emplea para fijar la piedra y la grava. Las tecnologías del pavimento vulcanizado nacieron en California hace algunos 15 años cuando los ingenieros de caminos buscaron alargar la vida de las carreteras.