Extraer la sal del agua de mar para poder convertirla en agua potable –algo que los marineros antiguos de Grecia hacían para poder sobrevivir- está convirtiéndose en un medio efectivo para calmar la sed de muchos pueblos del mundo. En efecto, en estos momentos, en algunos 120 países de diferentes regiones del mundo, están funcionando unas 7,500 plantas de desalinización con una producción diaria de 13 mil millones de litros de agua potable. La mayor parte de la desalinización se efectúa en el árido Medio Oriente, en el Norte de África y en numerosas islas del Caribe, donde existen muy pocas fuentes de suministro de agua. De no ser por la desalinización, estos lugares tendrían que importar el precioso líquido, mediante acueductos o transportándolo en barcos. A medida que se haga más crítica la escasez de agua en lugares como el Medio Oriente, no existirá otra alternativa que la desalinización. En efecto, Arabia Saudita –cuya superficie es totalmente seca- es el país que usa más agua de mar desalinizada para cubrir sus necesidades.