¿Por qué nuestras sociedades, avanzadas como son, se han vuelto violentas? ¿Por qué ha surgido con tanta fuerza la expresión de la violencia? ¿Por qué tiende a aumentar tan alarmantemente el número de actos violentos? ¿Por qué tiende a ser más usada ahora la violencia como medio de resolver nuestros problemas? ¿Ha disminuido nuestra capacidad para administrar la frustración o simplemente hay más? Las respuestas son muy complejas, pero una cosa es cierta: la violencia es una parte importante de nuestras vidas, mucho más que antes. El homicidio criminal está aumentando dramáticamente. Y algunos de los crímenes más violentos son perpetrados por niños y jóvenes. Empero, la violencia no se restringe a las calles y las ciudades. Ha invadido los hogares, manifestándose en miles de esposas e hijos abusados y golpeados, el asalto sexual, y también la violencia entre padres y hermanos. Es difícil comunicar el aspecto dramático de la violencia a través de las estadísticas, que son muy impersonales. Pero lo cierto es que nos hemos vuelto violentos.