Pese al rebrote de violencia, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, subrayó durante una rueda de prensa en la Casa Blanca que “no nos vamos a ir” de Iraq - “eso es lo que quieren los terroristas”- y que su gobierno sigue comprometido con la reconstrucción del país.
Rechazó el envío de más tropas - “porque no me las piden los jefes militares”- y consideró no haber sido excesivamente triunfalista cuando el pasado primero de mayo dio por terminada la principal fase de los combates y declaró la misión “cumplida”.
Para Bush, el “mundo es hoy más seguro” después de que hayan desaparecido Sadam Husein en Iraq y el régimen talibán de Afganistán, lo que da más motivos a EU a “no dejarse intimidar”.
por “asesinos a sangre fría”.
Sobre la incapacidad para encontrar las armas de destrucción que justificaron la guerra, el mandatario estadounidense dijo que Saddam Hussein “es un maestro en esconder cosas” y aseguró estar convencido de que la opinión pública “sabe que era un peligro creciente”.