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El no candidato/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Pienso que en verdad la dama protesta demasiado”.

William Shakespeare (Hamlet)

Andrés Manuel López Obrador dijo ayer que, para que lo dejen trabajar, está dispuesto a firmar un documento en el que se asiente que no tiene interés en postularse a la Presidencia de la República en el 2006.

Nadie puede objetar la posición del jefe de gobierno del Distrito Federal sobre su postulación a un cargo de elección popular. Todo el mundo tiene derecho a tomar sus propias decisiones. Y si para López Obrador es tan importante dejar en claro que no contenderá por la Presidencia en el 2006, nadie tiene por qué cuestionarlo.

Pero lo curioso del caso no es la decisión de López Obrador sino los destinatarios del mensaje: no son sus correligionarios perredistas, que tendrán que escoger a su candidato, ni los ciudadanos mexicanos, que elegirán al presidente, sino Carlos Salinas de Gortari, Roberto Madrazo y Diego Fernández de Cevallos. ¿Por qué tiene López Obrador que formalizar con estos tres personajes sus decisiones políticas? El otro punto curioso de la declaración de Andrés Manuel es la afirmación de que no lo dejan gobernar. La verdad es que, de todos los gobernantes en los distintos niveles de la administración pública de nuestro país, es difícil encontrar a uno que haya tenido mayor libertad para trabajar que López Obrador.

Desde la construcción del Distribuidor Vial hasta la constitución de un Consejo para el Acceso a la Información Pública a la medida, pasando por las cruciales decisiones de presupuesto, el jefe de Gobierno de la ciudad de México ha hecho fundamentalmente lo que ha querido. Tanta es la insistencia de López Obrador de que no quiere ser candidato a la Presidencia en el 2006, que cabe preguntarse si no es él quien está alimentando la especulación.

Cuando un político no quiere en verdad postularse a un cargo de elección popular, lo puede dejar en claro de manera muy contundente. Pero Andrés Manuel está tan interesado en traer una y otra vez el tema a la mesa, que vale la pena preguntarse si no está haciendo exactamente lo contrario: decir que no muchas veces para que a la larga la respuesta se vuelva sí. Me queda muy claro que López Obrador es el candidato natural del PRD para la Presidencia en el año 2006. Se trata de un político que acaba de obtener un triunfo electoral espectacular en la entidad que gobierna, la cual es la segunda más poblada del país. Tiene además un excelente manejo de los medios de comunicación y un claro proyecto político de largo plazo para el país.

Andrés Manuel no es, claro está, la única opción que tiene el PRD. Ricardo Monreal, quien sí ha manifestado su legítimo interés por buscar la candidatura presidencial del PRD para el 2006, logró para su partido un triunfo en Zacatecas todavía más contundente que el de López Obrador en el Distrito Federal (de hecho, el porcentaje del voto del PRD en el Distrito Federal en el 2003 es inferior al que el partido obtuvo en 1997). Cuauhtémoc Cárdenas, por otra parte, ha señalado públicamente que no se descarta como posible candidato para las elecciones del 2006, mientras que muchos ojos se han vuelto naturalmente hacia el también exitoso gobernador perredista de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel.

El que López Obrador sea el candidato lógico del PRD no significa que no haya nadie más que pueda ocupar el lugar. De ahí que no sea necesariamente una tragedia para el partido que el jefe de Gobierno de la capital, en pleno uso de su libertad para decidir, prefiera no contender por la Presidencia en el año 2006... a menos de que -y aquí las cosas empiezan a volverse complejas- las constantes negativas de López Obrador sobre sus intenciones para el 2006 sean una simple estrategia para fortalecer las aspiraciones que dice no tener.

Mi impresión personal es que, a final de cuentas, López Obrador se postulará como candidato a la Presidencia. Seguramente ofrecerá muy buenos argumentos para explicar por qué hará lo que había dicho tantas veces que no haría. Surgirá un movimiento de las bases en el PRD que exigirá que Andrés Manuel descarte sus promesas previas y se postule en bien del partido y del país. Y ¿qué puede hacer un humilde servidor público si la nación le demanda un sacrificio? (Esta estrategia la manejó con éxito Porfirio Díaz en cada una de sus sucesivas reelecciones).

Pero me pregunto si cuando llegue el momento López Obrador le irá a pedir permiso a Salinas de Gortari, Madrazo y Fernández de Cevallos para cambiar su decisión.

Otro villano

Fox quiere meter la mano en la elección del líder de los diputados del PRI, dijo ayer Manlio Fabio Beltrones. Parece que la mejor manera de lograr éxito en la política mexicana de hoy es inventar un villano externo.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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