06 junio 2003
Dubrovnik, Croacia. (EFE).- Juan Pablo II proclamó hoy beata en Dubrovnik a la monja María de Jesús Crucificado (Marija) Petkovic, la primera mujer croata elevada a la gloria de los altares.
La beatificación se celebró en el puerto de esta monumental ciudad en la costa Dálmata croata y a la misma asistieron más de 50.000 personas, que soportaron un sol de justicia para poder aclamar al Papa, quien desafiando su estado de salud ha venido por tercera vez en diez años a este país, bastión del catolicismo en la región de los Balcanes. De los 4,6 millones de croatas, el 80,9 por ciento son católicos.
Dubrovnik se echó a la calle para acoger al anciano Pontífice, que aunque tenía la voz fuerte, en algunos momentos tenía aspecto de estar cansado, tal vez debido al calor.
El Santo Padre fue acogido de nuevo con la canción "La Barca de Pedro", del español Cesáreo Garavaín, a la que Juan Pablo II se siente muy unido. Una vez contó que cuando fue elegido Papa y le preguntaron en el cónclave si aceptaba recordó esa canción, ya que el texto coincidía con su situación en ese momento. "Cristo le miró a los ojos, le sonrió y le pidió que dirigiese la Iglesia".
La nueva beata fue proclamada como tal a media mañana de este soleado día. Cuando el Obispo de Roma pronunció el rito, todos los presentes rompieron en aplausos, sonó música y fue descubierta una inmensa foto de Marija.
La escena fue muy sugestiva y muchas miradas se dirigieron hacia las cristalinas aguas circundantes, donde estaban atracados decenas de barcos, recordando que esta beata nació en una isla, la misma en la que vino al mundo Marco Polo.
La nueva beata es la fundadora de las Hijas de la Misericordia, congregación extendida en Suramérica. Fue una mujer que dedicó su vida a los pobres y marginados, "los hermanos elegidos por el Señor", según le gustaba llamarles.
Marija nació el 10 de diciembre de 1892 en la isla croata de Korcula, cercana a Dubrovnik. Sexta de ocho hermanos e hija de una conocida y rica familia del lugar.
A los catorce años prometió a Dios consagrarse totalmente a él y renunció a casarse, y rechazó a los numerosos pretendiente que tuvo. Tras la I Guerra Mundial decidió retirarse en clausura, para rezar por la humanidad que sufría.
Animada por el obispo de Dubrovnik, José Marcelic, continuó ocupándose de los pobres y en 1919 dio vida a la Congregación de las Hijas de la Misericordia, de la tercera orden franciscana, con el objetivo de promover la educación y la instrucción de la juventud femenina.
La monja mostraba la alegría más grande cuando estaba entre los pobres, los marginados y los despreciados. En ellos reconocía la cara de Jesús sufridor y estaba orgullosa de poder servirles. Murió en 1966 en Roma con fama de santidad.
Las Hijas de la Misericordia cuentan hoy con 429 hermanas, que trabajan en doce países de Europa y de América, entre ellos Argentina, Perú, Chile y Paraguay. Se ocupan de la educación de los niños y de la juventud, de la asistencia a las personas ancianas y enfermas, del apostolado parroquial, así como de la promoción de la dignidad de la persona y del desarrollo de las misiones y del diálogo ecuménico.
Este viaje de cinco días es la tercera visita del Papa a Croacia y se da justamente cuando se celebran sus 25 años de papado, que comenzó el 16 de octubre de 1978. También marca su viaje número cien desde que inició su pontificado.
El jueves el Papa reclamó apoyo a la integración de Croacia a la Unión Europea, que podría darse en 2007.
Croacia fue descripta por el Papa como una "tierra de testigos del Evangelio".
El Papa planea visitar cinco ciudades a lo largo del país durante su visita: Dubrovnik, Osijek, Djakovo, Rijeka, y Zadar.