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El Papa implora por la Paz

EFE

CIUDAD DEL VATICANO.- A pesar de su debilitado estado de salud, el Papa no renunció ayer a celebrar la tradicional Misa del Gallo, en la que hizo un apremiante llamamiento a la paz, afirmando que “demasiada sangre corre todavía por la tierra y demasiados conflictos turban la serenidad de las naciones”.

Cansado, pero sacando fuerzas de la flaqueza, Juan Pablo II volvió a oficiar en la basílica de San Pedro del Vaticano, como ha hecho en sus 25 años de Pontificado, la larga y solemne Misa del Gallo, en la que abogó para que el amor destruya “las asechanzas arrogantes del maligno (el diablo).

“Demasiada sangre corre todavía sobre la tierra, demasiada violencia y demasiados conflictos urbanos turban la serena convivencia de las naciones. Tú vienes a traernos la paz, Tú eres nuestra paz. Sólo tú puede hacer de nosotros un pueblo purificado, un pueblo dedicado a las buenas obras”, afirmó el Papa.

El Obispo de Roma dijo que esta noche es la noche en la que nació “aquel que cambió el curso de la historia”, la noche en que nació un Niño, “aparentemente uno de tantos niños del mundo”, en un establo, la noche en que nació “el Hijo por excelencia”.

Subrayó que el “Príncipe de la paz” nació en condiciones de gran penuria, pobre entre los pobres.

“Que el fulgor de tu nacimiento ilumine la noche del mundo. Que la fuerza de tu mensaje de amor destruya las asechanzas arrogantes del maligno. Que el don de tu vida nos haga comprender cada vez más cuanto vale la vida de cada ser humanos”, subrayó el Pontífice.

Juan Pablo II manifestó también que el Niño de Belén nos enseña a descubrir el sentido auténtico de la existencia, “nos enseña a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa”.

Papa Wojtyla agregó que Jesús nos asegura el triunfo del amor sobre el odio, de la vida sobre la muerte.

La misa, que fue transmitida por 78 televisiones de 48 países de los cinco continentes, comenzó con un homenaje floral ante una imagen del Niño Jesús realizado por doce niños de todo el mundo, entre ellos el guatemalteco Julián Valladares y la peruana Fiorella Barreto.

Los otros niños eran de la India, Polonia, Italia, Leshoto y Croacia.

La misa fue concelebrada por treinta cardenales y obispos y las lecturas fueron hechas en español, portugués, inglés, italiano, francés, alemán, polaco, árabe y filipino.

Se pidió por la paz en las naciones martirizadas por la guerra y la guerrilla (en velada alusión a Iraq), abogando para que se viva el perdón, se colabore en la justicia y en la libertad y se respeten las personas y todo lo creado.

También se pidió por la unidad de los cristianos y por los niños abandonados.

Concluida la sugestiva ceremonia, las miles de personas que llenaron la basílica se acercaron hasta el centro de la plaza para ver el Portal de Belén levantado delante del obelisco.

Un discreto pero amplio sistema de seguridad fue establecido en la plaza y alrededores del Vaticano, custodiada por numerosos policías ante el temor a eventuales atentados terroristas.

Recientemente las autoridades italianas reforzaron la seguridad en torno a los principales monumentos religiosos de Roma ante el temor a atentados de matriz islámica en coincidencia con las próximas fiestas de Navidad.

El Portal de Belén ocupa un espacio de 450 metros cuadrados y ha sido articulado de manera que pueda ser visto desde todos los lados de la plaza vaticana y desde el principio de la Vía de la Conciliación, la gran calle que une a Roma con el Vaticano.

El Belén cuenta con 17 figuras, todas a tamaño natural, de las que más de la mitad provienen del Portal de Belén que fue realizado en 1842 en la iglesia romana de San Andrés della Valle por San Vicente Palotti.

A la derecha del Portal ha sido colocado el tradicional árbol de Navidad, que este año ha regalado por el Valle de Aosta, la región alpina italiana donde el Papa ha transcurrido en siete ocasiones sus vacaciones veraniegas.

El abeto mide 28 metros de alto, tiene 110 años de edad y su diámetro es de 85 centímetros.

Antes de la Misa, por la tarde, el Papa encendió el Cirio de la Paz en la ventana de su apartamento, que da a la plaza. No pronunció frase alguna, sólo rezó unos segundos por la paz en el mundo.

Durante toda la tarde numerosos grupos cantaron canciones navideñas delante del portal de la plaza vaticana.

Juan Pablo II volverá hoy a la basílica vaticana para leer desde el balcón central del templo el esperado Mensaje de Navidad e impartirá la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y a todo el mundo), que será transmitido por 82 televisiones de 50 países.

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