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El Papa llama a la reconciliación en Los Balcanes

07 junio 2003

Osijek (Croacia)(EFE).- Juan Pablo II hizo hoy un llamado a la reconciliación entre todos los pueblos balcánicos en la misa multitudinaria que ofició en Osijek, la ciudad más grande de Eslavonia, región que confina con Serbia y que fue la más afectada por la guerra de hace diez años entre croatas y serbios.

"Tras los tiempos duros de la guerra, que ha dejado en los habitantes de esta región heridas profundas que todavía no se han cicatrizado totalmente, el compromiso para la reconciliación, la solidaridad y la justicia social exigen el coraje de individuos animados por la fe y abiertos al amor fraternal", dijo el Papa.

Bajo un sol de justicia y ante unas 100.000 personas reunidas en el aeropuerto deportivo de Osijek, el Obispo de Roma pidió la defensa de la dignidad de la persona.

Osijek está muy cerca de Vukovar, destruida durante la guerra de 1991 y símbolo de esos años de confrontación entre croatas y serbios.

Para recordar la tragedia de Vukovar, en el altar mayor donde el Pontífice ofició la misa fue colocado un crucifijo mutilado (al Cristo le falta una mano y una pierna) durante la guerra, para testimoniar el sufrimiento y también la esperanza, la reconciliación y vida.

El obispo de Djakovo-Srijem, Marin Srakic, diócesis a la que pertenece Osijek, recordó recientemente que en su zona murieron 4.000 personas, desaparecieron 1.500, en su gran mayoría de Vukovar, y 7.000 resultaron heridas. También fueron destruidas 30 iglesias y dañadas gravemente otras 50

Srakic contó que los sufrimiento llegaron también a Srijem, que está en territorio serbio. Durante la guerra, 20.000 fieles católicos croatas fueron obligados a cambiar sus casas y bienes con los serbios provenientes de Croacia.

El prelado precisó que su diócesis está divida entre dos países.

La guerra entre croatas y serbios se cobró en total 18.000 muertos, de ellos 3.000 desaparecidos; 30.000 heridos y 16.000 inválidos. También medio millón de refugiados.

En el saludo que dirigió hoy al Papa, el obispo Srakic dijo que no quieren ser esclavos del pasado y que miran al futuro con esperanza. "Queremos construirlo junto con los miembros de otras religiones y gentes de buena voluntad", manifestó.

A la misa de hoy asistieron representantes de la poderosa Iglesia Ortodoxa serbia, cuyas relaciones con el Vaticano registraron un gran enfriamiento debido a la decisión de la Santa Sede de reconocer en 1992 la independencia de Croacia.

El patriarca de Belgrado, Pavle, nunca ha invitado al Papa a visitar Yugoslavia.

En los últimos tiempos la situación ha mejorado y no se descarta que el año próximo, si la salud del Santo Padre lo permite, Juan Pablo II pueda pisar Belgrado.

El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, dijo hoy que "no sabe cuando se producirá" ese encuentro, pero precisó que las relaciones actualmente entre las dos Iglesias "son muy cordiales".

El Pontífice envió hoy desde Osijek "un saludo fraternal" a Pavle, que mandó a la misa a su arzobispo Jovan y otros prelados del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa serbia.

También asistieron representantes judíos y del Islam. Juan Pablo II siempre ha abogado para que todas las religiones trabajen juntas en aras de la paz.

La Eslavonia está considerada el "granero de Croacia". Hoy el Papa tuvo palabras de afecto para los campesinos de la región, en las que resaltó la vida dura que llevan y denunció que muchas veces no se reconoce el esfuerzo que realizan y están mal pagados en relación con los frutos que producen.

"Sé también que el trabajo agrícola conoce dificultades y ha perdido parte de su valor, y los jóvenes han elegido la vida urbana ya antes de la última guerra y los pueblos están casi vacíos", denunció el Obispo de Roma.

El Santo Padre les animó a dominar la tierra y exigió que se reconozca a los hombres del campo la dignidad que les corresponde.

Al término de la misa fueron coronadas las estatuas de la Virgen de Aljmas y de la Virgen de Vocin, ambas con mucha devoción en la región y cuyos santuarios fueron destruidos durante la guerra y reconstruidos recientemente.

Juan Pablo II se trasladará esta tarde a la catedral de Djakovo. Después regresará a Rijeka, en la costa adriática, donde se aloja en estos cinco días de su tercera visita a Croacia, que coincide con el viaje número cien de su Pontificado.

El Papa, según precisó hoy el portavoz Navarro, está bien, y supera con creces el fuerte calor reinante y las largas ceremonia que preside.

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