Héctor "Pity" Altamirano, un buen futbolista en las canchas, pero un terremoto fuera de ellas
TORREÓN, COAH.- Inquieto, travieso, juguetón, bromista y algo maldoso, son algunas de las características que identifican a Héctor “Pity” Altamirano, titular indiscutible en la alineación de los Guerreros del Santos Laguna, donde es considerado todo un profesional dentro de la cancha, pero también un auténtico “niño terremoto” fuera de ella.
Como en todas las familias, en el equipo albiverde se cuenta con un auténtico “dolor de cabeza”, aquel pequeño que suele poner en jaque a todos sus miembros con inocentes y a la vez terribles bromas y travesuras.
En el cuadro lagunero, “El Pity” Altamirano es quien ha logrado colocarse como el “niño problema” del grupo, y personajes como el eterno “Pepito”, “Daniel El Travieso” o “Bart Simpson”, suelen quedarse cortos ante este sureño de cabello rizado y mirada chispeante.
Cada día, alguno de sus compañeros, incluso del cuerpo técnico, es víctima de alguna broma o travesura por parte del oaxaqueño, quien no tiene límites en su imaginación para encontrar el motivo perfecto para hacer de las suyas y poner el toque divertido a sus “diabluras”, las que desde luego disfrutan todos sus compañeros, menos sus víctimas.
Me gusta que me llamen “Pity”
“En lo personal me gusta más que me llamen ‘Pity’, no tanto que se dirijan por mi nombre; desde niño me dicen así y me he acostumbrado a ello. Fueron mis amigos y una prima quienes me pusieron ese apodo cuando yo tenía ocho o nueve años.
Al parecer ‘Pity’ significa tamal en lengua zapoteca y quiero suponer que me pusieron así porque de chico yo estaba algo gordo, pero no tanto como para que me llamaran de ese modo”.
Un niño feliz
“Fui un niño feliz, con los problemas normales que existen en todas las familias, pero desde luego que puedo hoy decir que fue una niñez agradable, no tengo grandes cosas que reprochar a mis padres, ya que ellos siempre se esmeraron en darnos todo lo necesario para vivir de la mejor forma y de acuerdo a sus posibilidades”.
El padre de este futbolista trabajaba en la fábrica cementera de la firma Cruz Azul, hoy ya se encuentra jubilado. Dicha cementera es una empresa bien cotizada, porque busca siempre darles importantes beneficios a las familias de sus trabajadores, incluyendo el proporcionar buenas escuelas e instalaciones deportivas, estas últimas, bien aprovechadas por el jugador para su formación dentro del balompié.
“Creo que fui un niño afortunado al pertenecer a una familia en la que no tuve grandes carencias. Yo siempre me he sentido agradecido con la vida, ya que me ha dado mucho. Por medio de Cruz Azul logré conseguir ser lo que hoy en día soy, tuve la oportunidad de jugar futbol y de llegar finalmente al Santos Laguna”.
De pequeño, “Pity” dedicaba la mayor parte de su tiempo libre a jugar futbol, lo cual hacía por lo regular en el patio de su casa, la que contaba con un terreno de considerables dimensiones. Su padre les colocaba unas porterías hechas a base de palos, dándose gusto junto con sus hermanos, primos y amigos del rumbo.
Recuerda el futbolista que otros de sus juegos eran el trompo, las canicas e irse al río que corría cerca del pueblo, donde junto con los otros niños se dedicaba a nadar y organizaba competencias de clavados.
Algo cabeza dura en la escuela
Héctor Altamirano reconoce que en su etapa de estudiante no se destacó precisamente por ser un alumno modelo, sino al contrario, fue algo cabeza dura, pero con orgullo afirmó que al final siempre sacaba adelante las calificaciones y aunque con siete, lograba salvar el año.
“Había materias que sí me gustaban y tenía buen promedio, pero otras como Matemáticas, la verdad que no se me daba, ni de broma, por ello es que a veces me la cambiaban por deportes, donde conseguía algunos puntos extras.
En casa me regañaban mucho y me ponían a estudiar, pero cuando algo no te entra, ni modo, hay que buscarle por otro lado. Ahora ya de grande, la verdad es que me gustaría aprender algunas cosas, en la vida siempre hay la oportunidad de saber algo nuevo”.
Altamirano estudió hasta el segundo semestre de bachillerato y aunque acepta que le gustaría terminar la preparatoria e incluso cursar una carrera profesional, reconoció que de momento le sería muy difícil hacerlo por su compromiso con el futbol, además de que su tiempo libre en este momento lo dedica a su familia.
De niño fui muy travieso
“Cuando más no había a qué jugar, entonces me dedicaba a hacer travesuras: Nos metíamos a algunos terrenos a cortar mangos o cocos, obviamente sin permiso de los dueños, por lo cual me llegaron a pegar varias corretizas, aunque nunca me pudieron alcanzar”.
Con la sonrisa en su rostro y ante la atenta mirada de su pequeño hijo Alan, recordó que de niño siempre fue inquieto y travieso, características que hasta hoy en día conserva como parte de su personalidad. “Fui de los que más regaños recibía por parte de mis padres, ya que a mis hermanos les hacía muchas travesuras y aún ahora las sigo haciendo en cuanta oportunidad tengo, incluso mi esposa no se escapa.
A mis hermanos les pegaba chicles en el pelo y cuando estaban dormidos les pintaba la boca y los ojos con un lápiz labial de mi mamá; eso los hacía enojar mucho y desde luego que yo me llevaba una buena regañada de mis papás”.
Junto con los regaños, de vez en cuando también recibía algunos golpes de sus hermanos mayores, quienes de alguna forma tenían que desahogar su coraje por las bromas de que eran víctimas, pero sin que ello pasara a mayores.
“Fue una época muy bonita en mi vida, donde pude disfrutar plenamente a mi familia, a mis padres y mis hermanos: Víctor, José de Jesús, Ignacio, María Candelaria y Norma Leticia. Hoy también procuro disfrutar de todos ellos cuando vamos de vacaciones, ya que al tener poco tiempo para verlos, aprovecho al máximo los momentos que estamos juntos.
Cuando nos reunimos, la verdad es que hacemos un grupo muy numeroso, cuatro de mis hermanos están casados y tienen su familia; ahí recordamos con mucho gusto todas estas anécdotas y aún ahora las bromas siguen dándose entre unos y otros; algunas veces aprovechan que estoy dormido y son ellos los que me pintan la cara”.
En el vestidor, “Pity El Terrible”
Contrastando con su fuerte carácter dentro de la cancha, ya sea en los entrenamientos o en los encuentros oficiales, Altamirano disfruta al hacer de las suyas ante sus compañeros, quienes poco pueden hacer para escapar de las travesuras.
“Tener grandes compañeros como los que tengo en Santos, se presta para hacer algunas bromas, pero cuando se trata de entrenar y trabajar, hay que ponerse serios, el humor queda para otros momentos.
Por lo general no se me pasa ninguno de mis compañeros, desde el más ‘chavo’ hasta los del primer equipo, incluyendo a don ‘Rich’ (Ricardo Luna) y el ‘Doc’ (doctor Jorge Galván), menos al profesor Tena, porque me corre.
Creo que es importante saber cuáles son las personas con las que se puede bromear y con cuáles se debe tener un respeto, siempre hay que cuidar el darle a cada uno su lugar”.
Al referirse a las bromas que ha hecho a sus compañeros, dijo que a algunos les ha quemado sus tenis, se los ha cortado con tijeras, les ha cortado sus camisas, y entre las menos pesadas, les ha escondido la maleta, todo ello sabiendo que tarde o temprano tendrá que sentir en carne propia estas jugadas. “Lo que yo daño jamás se los repongo, pero sé perfectamente que ellos me harán algo similar y tengo que aguantar; así me divierto y ellos también, pero nunca nos peleamos, finalmente tratamos de pasar el tiempo lo mejor posible dentro del grupo”.
Importante festejar a los niños
“De pequeño me gustaba el Día del Niño, porque siempre había dulces, regalos y muchas sorpresas; íbamos a la escuela únicamente por la fiesta que se hacía y todo lo que nos daban, ya fueran dulces o comida, mientras que en la casa mi papá nos regalaba carritos u otros juguetes, yo desde luego que siempre pedía pelotas.
Hoy en día procuro pasarlo al lado de mis hijos, creo que ellos deben esperar este día con la misma ilusión que lo hacen en Navidad o el Día de Reyes, aunque festejarlos debe ser todos los días, no uno en especial. Personalmente ese día los llevo a pasear, les compro algún juguete, vamos a la nieve o a comer; quiero que ellos lo recuerden el día de mañana y que al crecer hagan lo mismo en sus familias”.
Destacó el jugador la importancia de que los padres de familia compartan y convivan con sus hijos, más allá de una fiesta o un regalo, toda vez que ello se refleja finalmente en una buena relación entre ambas generaciones.
“Me ha tocado ver a muchos niños, me han invitado a algunos lugares donde hay pequeños que no tienen la posibilidad de recibir un regalo. Qué más quisiera yo poder hacerles llegar uno a todos, pero es muy difícil, aunque a dos o a tres sí es posible y para ellos significa desde luego mucho, ya que tienen el deseo y uno puede complacerlos”.
Tengo una familia que me apoya
“Ser papá es muy complicado, uno tiene que ser un ejemplo y los hijos crecen y se forman conforme a lo que ven en casa; si ellos ven una familia unida, donde la convivencia y el respeto entre todos los miembros se da adecuadamente, entonces podemos esperar que ellos al crecer puedan ser buenas personas”.
Aseguró que todas sus actividades fuera del trabajo, están pensadas en su familia, con la cual acostumbra salir al cine, a pasear o a algún restaurante, siempre en busca de que los niños se diviertan y la pasen bien.
“Algunas veces me pongo a jugar con mi niña a las muñecas o con mi hijo al futbol o juegos de video; finalmente ellos ponen el juego y uno debe adaptarse a sus gustos, creo que es la mejor forma de divertirse a su lado”.
En lo que se refiere a sus diversiones en pareja, “Pity” dijo que junto con su esposa, Fabiola, acostumbra ir al cine, o bien, reunirse con algunas otras parejas, principalmente de su grupo de compañeros de trabajo, ya sea para comer o cenar, pero siempre juntos.
“A mí me gusta llevar a mi mujer a todas partes, casi siempre estamos juntos; me gusta que sepa que no únicamente soy ‘Pity’ el futbolista, sino que aquí en casa soy Héctor, su esposo, una persona normal e igual que muchas otras”.
Celos, ingrediente del matrimonio
Según el futbolista, los celos son parte del matrimonio, forman parte de la relación y son sanos hasta cierto punto, ya que de alguna forma hacen que la pareja demuestre su interés y su amor por la otra parte. “El día que deje de celarme mi mujer, entonces me voy a preocupar”.
Al referirse a la fama que como figura pública tiene y que lo ubica como uno de los jugadores santistas con más admiradoras dijo: “Soy sumamente respetuoso con mi esposa, siempre reconozco que soy una persona casada y nunca lo negaría, creo que más bien soy muy abierto en el trato con la gente que se me acerca y no tengo ningún problema cuando alguna joven aventada me saluda o me da un beso, pero siempre procuro darme mi lugar”.
Admira a “Cantinflas” y Pedro Infante, su gran rival en amores
Aunque gusta de todo tipo de películas, dos personajes del cine mexicano le llaman especialmente la atención: Mario Moreno “Cantinflas” y Pedro Infante, el primero por haber sido un actor que tuvo la chispa y la capacidad de generar conciencia entre la gente mediante el uso adecuado de la comedia, mientras que el segundo por la gran personalidad que proyectaba en la pantalla.
“A Pedro Infante lo admiro además porque es mi rival; mi señora dice que después de él estoy yo, entonces tengo que verlo. Pedro es su amor y tengo que competir con él. La verdad es que fue un actor que dejó gran huella en el pueblo de México; la gente lo ve como una inmensa figura, quien siempre se entregó en forma intensa a su actividad”.
La película favorita del jugador es “Un Mundo Perfecto”, protagonizada por el actor Kevin Costner, misma que considera muy atractiva por ser una cinta que le mueve muchos sentimientos cada vez que la ha visto.