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El predicamento/Hora Cero

Roberto Orozco Melo

El señor presidente de la República, don Vicente Fox, sanó milagrosamente de un grave problema neurológico discal y en unas cuantas horas; pero se encuentra metido hoy en una peor situación, precisamente en lo que mis dos añoradas abuelas llamarían “un difícil predicamento”.

Predicamento es palabra que tiene un sentido positivo. Expresa, dice María Moliner, una categoría lógica y también denota autoridad, preponderancia, prestigio. Indica la influencia que tiene una persona entre la gente. Podría decirse, por ejemplo, que Cuauhtémoc Cárdenas goza de un gran predicamento en su partido político.

Mis abuelas, sin embargo, usaban la misma expresión para hacer notar una crítica posición de alguien ante la sociedad. “Pobre muchacha ­­decían­­ quedó en un feo predicamento” ¡Qué iban a saber ellas de los diccionarios de semántica! Y por eso aclaro: Fox está en un difícil predicamento a propósito del conflicto entre Estados Unidos e Iraq: No sabe, ahora, cómo ubicar la posición y opinión de México como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aunque apenas hace algunos meses se sentía orgullosísimo de haber conseguido un asiento de alfileres en ese organismo de complejas decisiones internacionales.

Hizo bien en enfermarse: Fue la única manera de conseguir que los presidentes, primeros ministros y secretarios de relaciones exteriores de los gobiernos occidentales dejaran de asediarlo telefónicamente para solicitar la definición de la postura de México ante la inminencia de una guerra de exterminio. Yo también me habría puesto malo y hasta haría el muertito en caso extremo. A estas horas el mundo diplomático y el de los medios de información sabrán probablemente que la Organización de las Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad y todos sus apéndices regionales valen pito cuando hay dos jefes de Estado opuestos y pugnaces a ultranza, que están decididos a sacar adelante sus sinrazones, aunque pongan en riesgo al resto de los seres humanos. Una guerra como la que podrían iniciar George W. Bush y Saddam Hussein no va a ser como las del Siglo XX, con todo lo destructivas que fueron. La que toca con violencia a la puerta del mundo civilizado ­¿civilizado?­ ni siquiera puede ser calificada. Antes de pronunciar el adjetivo correcto pueblos enteros desaparecerían de la superficie de la Tierra.

¿Y qué hacemos los mexicanos metidos en un enredo de tales dimensiones? Qué nos va y qué nos viene si lo que nosotros deseamos es sacar a nuestro propio buey de la barranca; vale decir a nuestra desesperanzada sociedad, o la precaria salud de nuestro pueblo, o la posibilidad de crecer en trabajo, producción y colaboración pacífica con las naciones del orbe.

No deseamos, ni tantito así, imponer a México como líder mundial de nada, ni siquiera campeón de canicas o bebeleche. Sabemos lo que somos, cómo somos, qué podemos, hasta dónde llegamos. ¿Para qué vestirnos con un traje que no va con nuestra forma de ser? Aquí, en México, están nuestras guerritas: las del PRI contra el PAN, las del PAN contra el PRI, las del PRD contra el PRI y el PAN. Las de Vicente Fox contra los medios de comunicación. Las de los Obispos y Arzobispos contra los liberales de viejo y nuevo cuño. Las de la PGR contra el narcotráfico. Las de los Amigos de Fox versus los Amigos del Pemexgate. Las de Elba Esther y doña Martha contra los siete pecados capitales. Las de los banqueros de antes contra los banqueros de ahora. Las del Senador Fernández de Cevallos contra el presidente Fox. Las del Jefe del Poder Ejecutivo Federal contra los gobernadores del PRI. Las de Madrazo contra la diputada Paredes. Las de Bartlett contra sus críticos....

Aquí, en Coahuila, están nuestros problemas: Si producimos ahora para resolver las demandas de las actuales generaciones o nos morimos para preservar, si es que se puede, el agua Valle del Hundido, o esperamos sentados a que el destino nos alcance, o previendo quiénes la van a sacar, cuándo las sacarán y qué van a hacer con ella. O si, a propósito de otras aguas, dejamos que los españoles administren lo que no supieron administrar los políticos y los empresarios saltillenses o los corremos y empezamos a sufrir de nuevo por el tandeo del agua, a juntarla en botes y a beber de la cada vez más costosa que venden en garrafones.

Y si estamos tan ocupados aquí, si conocemos nuestras limitaciones, si andamos viendo cómo dar seguridad pública a nuestra gente, cómo hacer que la comida, el techo y la salud alcance para todos...¿qué nos va y qué nos viene meternos a arbitrar lo que discuten nuestros vecinos? Se necesita, en verdad, padecer un refinado masoquismo para hacer lo que hizo nuestro señor Presidente: Pelear un lugar dentro de las cuerdas del ring donde se van a dar trompadas atómicas y cachetadas biológicas los púgiles Bush y Saddam Hussein...

Qué necesidad, señor Fox, pero qué necesidad... meterse en camisa de once varas. Con razón se le deslizó el disco intervertebral y le pellizcó el nervio ciático....

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