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El procónsul Fox/Satiricosas

Manú Dornbierer

El presidente Fox debe tener cualidades, pero no pueden contarse entre ellas la sinceridad, la veracidad, el tacto, el sentido de la oportunidad ni, más allá aún, el sentido del honor. Tampoco el respeto a la dignidad que exigen su investidura y las expectativas del pueblo al que gobierna, incluyendo los Tres Poderes de la Unión.

Y su idea del patriotismo parece limitarse a vestirse de charro con Marta en ancas de su caballo como en las viejas películas (cuando su columna vertebral se lo permite). Una vez más demostró que el país le vale gorro y que sólo piensa en aprovechar a nivel personal y familiar los privilegios del poder, en tanto el PAN-Yunque le consigue la rendición, la ya iniciada entrega de la energía (Pemex-CFE) a Enron y Halliburton, para empezar. Para ayudar a la entrega, su máxima meta, se permitió incluir en El Grito, que celebra a los héroes insurgentes, “los acuerdos de México”. Quién sabe a cuáles se refirió el procónsul de USA. Debe ser a los citados mercantiles y entreguistas. No hubo acuerdo alguno en Cancún y la creación del G-22, un grupo de (hasta el momento 23) países decididos a combatir los altos subsidios gringos y europeos a sus agricultores, no se puede llamar “acuerdo”.

Por cierto, apunte lector cuáles son esos países: Argentina, Bolivia, Brasil, Camboya, Colombia, Costa Rica Cuba, China, Chile, Ecuador, Egipto, Guatemala, India, México, Nepal, Nigeria, Pakistán, Paraguay, Perú, Filipinas, Sudáfrica, Tailandia y Venezuela.

QUÉ BONITA FAMILIA mostró Fox a los inocentes mexicanos que no leen ni se enteran y que por lo mismo no se dan cabal cuenta de lo indecente, circense, quintopatiera que fue la forma en que “escenificó” la celebración de la Independencia (de España) el 15 y el 16 de septiembre. Más evidente después del fracaso de la carísima reunión de Cancún debido a la grotesca insistencia del canciller Ernesto Derbez de lamer las botas imperiales. Él arruinó todo real acuerdo en la conferencia de la Organización Mundial de Comercio, un fracaso tal que fue calificado por voceros de la Unión Europea de “duro golpe tanto para los países ricos como para los pobres”. Fox se cree muy listo y piensa que no es obvio que mientras en su discurso defiende causas justas, a su canciller, a su empleado, le da órdenes contrarias. Derbez no se manda solo ¿o sí? “El consenso general atribuyó al Secretario de Relaciones de México el fracaso de la reunión por su excesivo interés en apoyar las posturas de Estados Unidos”, opinaron los observadores.

Pero nada de eso evitó que nuevamente Fox antepusiera al pueblo de México, al Congreso, a importantes visitantes, al Cuerpo Diplomático, como lo hizo en aquella histórica y grotesca toma de posesión el 1º de diciembre 2000, a su variopinta gente en la que no hay una sola persona que signifique algo para la ciudadanía y que tenga un mínimo derecho a pararse en el balcón de Palacio Nacional. El amor por sus varias familias, que en otra ocasión sería encomiable, en las ceremonias públicas le cae a la gente como patada en el hígado. ¿Qué tenían que hacer sus nuevos suegros en el balcón patrio el 15 de septiembre? ¿Y el bebé y la nana-tía? Una cosa es que en las familias reales por “Voluntad Divina” hasta el parto de los herederos era público y otra que en un gobierno republicano se den tan insultantes ridiculeces. Algún publicista naco le ha de haber recomendado a Fox la carita de un bebé para enternecer a los mexicanos y hacerles olvidar su miseria incrementada en estos años. Pero el escuincle no le cayó en gracia a nadie y menos al general Ricardo Clemente Vega García, secretario de la Defensa, que el 16 de septiembre miraba sin pestañear el desfile de sus tropas, mientras el Presidente y su mujer jugaban a las muñecas. ¿Por qué no lo harán en la sala de su cabañita? El Presidente semifracasado- o sin el semi- que es hoy Fox, irrita cuando tiene semejantes comportamientos.

¿Qué no comprende que ya no cae en gracia? Después de tres años de ponerse corbata y saco, de fajarse la camisa, de trocar las botas vaqueras por zapatos, de codearse con los grandes de la Tierra, era de esperarse que dejara de jugar al ranchero.

EN CUANTO A LA JEFA MARTA, en la noche del 15, su blanco atuendo fue un acierto, pero en la mañana del 16, el negro tehuano ya fue cursilería, que no aprecian los indígenas de México aplastados y burlados por estos criollos por más que se vistan de fantasía. En otros países se usa ¡y qué bueno! la indumentaria original (como en India el sari), pero aquí sólo Beatriz Paredes, Aída Espino, recién defenestrada, por honrada, secretaria de Cultura del gobierno acapulqueño que encabeza el perredista López Rosas, plus algunas gringas de San Miguel Allende, son dueñas y señoras del huipil.

A Marta le queda mejor el Chanel. Por cierto que el libro que encargó o le hicieron en Editorial Grijalbo, “La Jefa”, sigue viento en popa desacreditándola en toda América del Sur. La obra de “la obrera del periodismo” Olga Wornat, según parece fue pirateada. ¿Quién será el pirata o la pirata? Un vivales “equis” ganó dinerales reimprimiéndola más allá de los 130 mil ejemplares de Grijalbo. Hay autores que hacen eso o que distribuyen sus propios libros, “comprándolos” a sus editoriales a cuenta de regalías futuras, que nunca obtienen porque no venden. Tal es el caso del creador de “México Posible” que ni con chochos vende su mamotreto coeditado por “Proceso”, “Almanaque de México”. Me refiero al respetado Sergio Aguayo, amigo de Fox, que tiene deudas altísimas por ese otro proceso mercantil con la casa editora que, por cierto fue la mía durante 12 años y 12 libros y que hoy sólo retiene “Foxtrot”, libro al que trató de ocultar una caballona jefa de “marketing”, de nombre Gordoa, como su tío “el hacedor de imágenes”, durante todo un año, pero que sigue cabalgando (el libro, no la señorita), según me contaron en Sanborn´s. Por otra parte, en la transnacional Random House Mondadori, el grupo global más fuerte de México, hay sacudimientos empresariales que adjudican los que saben a venganza de “La Jefa”... que por supuesto no quiere ser Presidenta. ¡Bonita familia, en verdad!

www.manu-dornbierer. com

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