“El hombre está siempre dispuesto a negar aquello que no comprende”.
Luigi Pirandello
No se necesitó mucho tiempo para que el PRI anunciara su rechazo al paquete económico presentado por el presidente Fox en la mañana de ayer. Apenas un par de horas después de que los documentos llegaron a la Cámara de Diputados, ya la coordinadora de los diputados priistas, Elba Esther Gordillo, estaba ofreciendo una conferencia de prensa en la que señalaba que no es viable gravar con 10 por ciento de IVA las medicinas y los alimentos.
La verdad es que en esta ocasión el paquete económico del Presidente es realmente positivo por lo que es una lástima que el PRI, el partido mayoritario en el Congreso, le haya decretado la pena de muerte sin darle siquiera una oportunidad.
Toda la atención hasta ahora se ha enfocado sobre el IVA en medicinas y alimentos. Pero el paquete debe ser visto en su conjunto. Por primera vez hay un intento de simplificación radical del sistema fiscal del país. En caso de que éste fuera aprobado por los legisladores, la hacienda mexicana se volvería mucho más eficiente en un tiempo muy corto.
La reducción del Impuesto Sobre la Renta es una necesidad impostergable para México si queremos promover una mayor inversión que genere más empleos. El hecho de que nuestra carga fiscal para las empresas sea superior a la de nuestros principales competidores industriales, especialmente China, nos ha costado grandes pérdidas de actividad económica y de empleos. Un sistema fiscal más sencillo y competitivo ayudaría a crecer al país a través de una mayor inversión nacional y extranjera. La propuesta de reducir el Impuesto Sobre la Renta a 30 por ciento para las empresas y 25 por ciento para las personas físicas, eliminando tratos especiales, exenciones y deducciones, nos permitiría volvernos más competitivos y reduciría de manera drástica el costo actual de cumplir con la legislación fiscal.
En el IVA encontramos una situación similar. Tenemos actualmente tasas de 15 por ciento en buena parte del país, de 10 por ciento en las fronteras, de exención de ciertos productos y servicios y de tasa cero en otros más. El resultado es una complejidad enorme que por un lado disminuye la recaudación y por el otro vuelve más ineficiente a la economía en su conjunto. Tan laberíntico es el sistema que se ha vuelto costumbre que los contribuyentes le ganen amparos a la Secretaría de Hacienda, porque no se aplican los principios de generalidad y equidad, que le cuestan decenas de miles de millones de pesos al fisco.
Quizá es lógico que el PRI se oponga a esta simplificación del sistema fiscal. Durante décadas este partido se ha nutrido de la práctica de darle tratos especiales a ciertos grupos de la población. Así se han otorgado tasas cero, excepciones y exenciones que benefician a algunos y que vuelven complejo todo el sistema. Lo que han entendido los priistas es que los beneficios de favorecer a toda la población se diluyen y no resultan rentables en lo político, mientras que los de privilegiar a unos cuantos permiten el apoyo agradecido de estos grupos.
La experiencia internacional y nacional nos demuestra, sin embargo, que la simplificación de los sistemas fiscales reditúa en beneficios enormes para toda la sociedad. Los sistemas fiscales sencillos, con impuestos de aplicación general, promueven el crecimiento y una recaudación más sana. En esto deberían estar pensando los políticos, antes que en mantener privilegios para algunos.
Por otra parte, la idea de que la tasa cero en alimentos y medicinas promueve una mejor distribución de la riqueza es de una impresionante ceguera económica. Es verdad que algunos pobres se benefician de la tasa cero, pero la mayor parte del dinero se deja de recaudar de las clases medias y altas. Si de verdad queremos combatir la pobreza y no simplemente hacer discursos demagógicos, debemos concentrar el gasto público en el apoyo a los más pobres.
El paquete económico presentado por el presidente Fox puede tener aspectos cuestionables. Me inquieta, por ejemplo, que del lado del gasto se esté disminuyendo la inversión pública. En su conjunto, sin embargo, está diseñado para lograr una simplificación del sistema fiscal que podría mejorar las condiciones económicas de nuestro país de un solo plumazo. Qué pena que antes de leerlo, los diputados del PRI lo hayan rechazado.
Defensa propia
Un joven empresario, Héctor Hernández Licea, se defendió esta vez y mató a un delincuente que pretendía secuestrarlo en el norte de la ciudad de México. Ante la oleada de secuestros y la falta de efectividad de la policía en su función de proteger a las personas, veremos sin duda más actos de esta naturaleza en el futuro.
Correo electrónico:
sergiosarmiento@todito.com