“La derrota es huérfana”.
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¿Quién es responsable de la derrota del PAN en los comicios de este pasado seis de julio?
No soy yo, dice el presidente Fox. Yo no era candidato.
Tampoco yo, afirma Luis Felipe Bravo Mena, presidente nacional del PAN. Son los medios de comunicación los que no privilegian “el debate más constructivo”, los que “se van más por los asuntos escandalosos, por los asuntos de coyuntura... Por eso esta sociedad no alcanza a ver cuál es la propuesta de los partidos”.
No fui yo, dice Carlos Medina Plascencia, el coordinador de la estrategia de campaña. Por eso debo quedarme en mi chamba hasta el 2005.
No somos nosotros, dicen los miembros del gabinete. Nosotros no somos panistas... De hecho, ni siquiera somos políticos.
A mí no me vean, dice el secretario de Gobernación Santiago Creel. Yo estaba ocupado negociando con quienquiera que se presentara a protestar con un machete.
No fui yo, dice Luis Eduardo Zuno, candidato panista a la Cámara de Diputados y jefe delegacional con licencia en Álvaro Obregón en la ciudad de México. Yo estaba ocupado: me fui en avión privado a traer unas armas de Texas.
Claro que no soy yo, añade el presidente Fox. En mi gobierno no se ha cometido ni un error.
Yo no fui, dice Fernando Canales Clariond, secretario de Economía. Yo ya no era gobernador de Nuevo León.
No fuimos nosotros, afirman los candidatos panistas. Nosotros no establecimos la estrategia electoral. Eso lo hicieron los dirigentes.
No fuimos nosotros, dicen los dirigentes panistas. El problema fue la abstención. Si los ciudadanos se hubieran presentado a votar, nosotros habríamos ganado.
Yo no fui, dice Marta. Yo me salí de los reflectores desde hace un mes.
Tampoco yo, añade el Presidente. Yo traté de promover el voto, pero el IFE no me dejó.
No fui yo, dice la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota. Yo cumplí con disminuir el número de pobres.
No fui yo, afirma el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz. Yo mantuve sanas las finanzas públicas.
No fui yo, dice Lino Korrodi. Amigos de Fox, ya no existe.
Tampoco yo, remata Carlos Rojas Magnon. Ya nadie se acuerda de las toallas de cuatro mil pesos en Los Pinos.
No fui yo, dice Jorge Castañeda. Yo ya estaba en mi casa construyendo mi candidatura para el 2006. Tampoco yo, replica Carlos Abascal. Yo ya metí al Congreso mi Reforma Laboral... y además le estuve rezando a la Virgen todo el domingo de votación.
Por aquí no pasó, dice el presidente Fox. Mi popularidad personal está arriba del 60 por ciento.
Por aquí tampoco, añade Felipe Calderón. Yo ya no coordinaba a los diputados panistas: estaba en Banobras repartiendo dinero.
No me vean a mí, dicen los periodistas. Yo tengo derecho de criticar a todos... menos al “Peje” de gobierno de la capital.
No soy yo, dice el barrendero. Mi única responsabilidad es recoger las toneladas de basura electoral.
Tampoco somos nosotros, dicen los obispos y sacerdotes que invitaron a votar por el PAN.
Pero yo sí fui, dice el doctorcito Simi, que gastó millones en pedir el voto contra Fox.
No soy yo, dice Pancho Cachondo. Yo promoví al partido con mi belleza física.
No somos nosotras, dicen las televisoras. Simplemente le dimos al público lo que nos pedía.
Y yo —sobre todo yo— tampoco fui, porque estaba ocupado tecleando mi columna.
Transparencia
Pide el Gobierno del Distrito Federal que se detenga la integración del Consejo de Transparencia de la capital en tanto no se aclaren los procedimientos para elegir a sus integrantes. Pero estos procedimientos se pudieron haber definido hace ya mucho tiempo. Más bien la estrategia es que sea la nueva Asamblea Legislativa, dominada por el PRD, la que integre al Consejo.
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