POR RAFAEL IBARRA
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- A finales del año 2000 Norma Luz Saldívar de Gutiérrez se puso en manos de los médicos en una clínica de Ciudad Juárez, Chihuahua, tenía problemas con su matriz y los doctores estaban a punto de operarla cuando unos estudios determinaron que los riñones de esta mujer no estaban trabajando.
Desde ese día la vida de Norma Luz cambió por completo, esa noticia la hizo sentir muerta en vida, según dice ella misma mientras espera su turno para ser atendida por los médicos que están encargados del seguimiento de este caso en la clínica 71 de especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social.
“Cuando me detectaron que los riñones estaban trabajando apenas al diez por ciento, me sentí muy mal, los médicos determinaron que la alta presión que padecía me había quemado los riñones”, dijo.
Después Norma Luz enfrentó muchos problemas para que la atendieran los médicos de Ciudad Juárez, mientras la enfermedad avanzaba la desesperación de la familia Gutiérrez iba en aumento.
Cuando se enteró que su madre necesitaba una donación, Julio Salvador de 21 años de edad se ofreció como donante, Norma reconoce que en un principio no le agradaba esa posibilidad.
“Yo no quería que él me diera el riñón, uno como mamá no quiere que sus hijos sufran y yo sabía que los estudios eran muy dolorosos, pero me dio mucha alegría cuando mi hijo me dijo que él me quería dar el riñón porque yo le había dado la vida”
Cuando Norma Luz recuerda este momento su voz cambia y con mucho entusiasmo recalca que el amor y la unión de su familia le permitió salir adelante en este difícil problema.
Durante seis meses los médicos estuvieron dializando a la paciente, mientras que madre e hijo se sometieron a todos los estudios clínicos para saber si sus órganos eran compatibles, después a principios de marzo del 2001 la familia viajó a Torreón para la operación que se practicó el día 24 de ese mismo mes.
La paciente dice con gran gusto que desde ese día la operación le permitió recobrar su salud, su organismo empezó a recuperarse y ahora puede hacer cosas que durante mucho tiempo estuvo impedida.
“Me sentía muy débil, cansada, estaba muerta en vida y ahora puedo hacer mi vida normal, solamente utilizo el tapabocas cuando voy a un lugar donde hay mucha gente para evitar alguna enfermedad”, dice mientras sostiene entre sus manos el expediente que cada dos meses es revisado por los médicos para checar que la recuperación avance.
Norma dice estar muy agradecida con los médicos de esta clínica por la atención que le brindaron, “no tengo con qué pagarles porque me atendieron muy bien”, dice.
Hace dos años esta mujer recibió el riñón de su hijo en un quirófano de la clínica 71, desde ese día tiene que viajar una vez cada dos meses para que los doctores revisen su evolución, aunque reconoce que el viaje es muy cansado y representa un gasto para la familia, dice estar feliz porque la unión de su familia le permitió sacar fuerzas de flaqueza para superar una etapa muy difícil de su vida.
“Es muy triste, tengo una hermana que le van a realizar un transplante en las próximas semanas y también una tía está en la lista de espera para recibir un riñón, es muy triste vivir esos momentos, gracias a Dios y al amor de mi familia salí adelante”, dice Norma para despedirse cuando la enfermera le avisa que es su turno para entrar con el doctor.