MIGUEL AUZA, ZAC.- José Eladio González Martínez difícilmente hilaba palabras, trataba de expresarse a través de un llanto escondido que finalmente no dejó aflorar al recordar a su madre enferma, quien falleció el 25 de mayo de 1979, después de dos ataques al corazón. “Ella fue la que más apoyó la vocación de mi hermano Héctor”, manifestó con añoranza al referirse al nuevo Arzobispo de Durango.
Cambió su semblante dibujando una sonrisa melancólica al recordar que todos, padres y hermanos, se solidarizaban para apoyar la vocación sacerdotal de Héctor, el primogénito. Había limitaciones en la humilde familia campesina. “Me acuerdo que cuando era pequeño y quería un refresco, mi madre se preocupaba y nos decía que no podíamos comprar eso, porque Héctor lo necesitaba más en el seminario”.
Esos sacrificios, poco después de fallecer la señora María Engracia Martínez Rendón, rindieron frutos, aunque ya no los vio: su hijo, Héctor González Martínez, fue Consagrado Obispo de Campeche el 24 de marzo de 1982.
Pero era el principio, era tan sólo el primero de los muchos otros frutos que seguirían dándose más adelante. Ese esmero maternal y el amor con que apoyaba a su hijo en la vocación sacerdotal se multiplicaban, pues monseñor Héctor González fue elevado a Arzobispo de Antequera de Oaxaca en 1988, y ahora el Papa le asigna una nueva tarea: es enviado a su propia arquidiócesis como Pastor. El 26 de febrero tomará la responsabilidad como Arzobispo de Durango.
La familia González Martínez, encabezada por don José, que murió el pasado 7 de enero del 2000, vivía de las actividades agrícolas. Sembraban sus parcelas de frijol y maíz. No era mucho el ingreso, escasamente suficiente para vivir y mantenerse. Eran 6 hijos: Héctor el mayor, Adrián (+), Venustiano (+), Pascual, Claudio y José Eladio; los últimos 3 que siguen viviendo en el antiguo, agradable y creciente poblado de Miguel Auza.
La preocupación de la madre por formar a sus hijos en la fe católica fue constante. La primaria de su primer hijo fue en el entonces Colegio del Sagrado Corazón, hoy conocido como “María Regina”. Tuvo como guía espiritual a un sacerdote muy querido por los habitantes de Miguel Auza, el canónigo Apolinar Ruiz; a la fecha veneran sus restos en una cripta del templo San Miguel Arcángel. Al terminar sus estudios de primaria, fue el Cura quien motivó su vocación, aunque murió ese mismo año, el 31 de octubre de 1951.
MIGUEL AUZA, TIERRA DE SACERDOTES
A pesar de que Miguel Auza tiene cerca de 5 siglos de haber sido fundado, en su historia contemporánea ha sido un lugar que ha generado vocaciones sacerdotales. Su gente recuerda a 5 de sus hijos que han logrado ser Ordenados presbíteros en el Seminario Mayor Conciliar de Durango. Entre ellos está monseñor Héctor González Martínez, como el máximo expositor de sus personalidades religiosas, que recibió las órdenes sacerdotales en la ciudad de Roma de manos del ahora arzobispo emérito, don Antonio López Aviña, el primero de diciembre de 1963.
Además, hay otros 4 sacerdotes: Norman Jecoman, mejor conocido por sus paisanos como el padre “Minquis”, apodo que se le puso desde muy pequeño. Al padre Hugo Torres Aguilar que, a pesar de su severa enfermedad, se mantiene activo ayudando al párroco de San Miguel Arcángel en Miguel Auza, Raúl de Jesús Artea. También viven el padre Ramón Vázquez y el “padre Beto”, Adalberto Padilla García, que ya murió, sigue siendo recordado por todos con gran cariño.
El padre Hugo Torres, que en estos momentos apenas puede caminar apoyado por una andadera y achacado por una enfermedad que lo atormenta, recuerda con cariño que monseñor Héctor González Martínez era su rector en el Seminario Conciliar de Durango cuando fue Ordenado sacerdote.
Lleno de emoción al enterarse de la noticia por medio de EL SIGLO DE DURANGO, de que su maestro fue nombrado Arzobispo de la arquidiócesis, expresó que la noticia lo llenaba de júbilo y que, sin duda, será bienvenido a su casa, que conoce y quiere.
DURANGO, TIERRA DE OBISPOS
Por su parte, la arquidiócesis de Durango es también un lugar donde la fe católica se ha visto recompensada con las decisiones del Sumo Pontífice en turno, que ha determinado consagrar obispos a sacerdotes originarios de aquí.
Actualmente hay en toda la República Mexicana 8 obispos activos, que son orgullo de todos los duranguenses. Están desde monseñor Norberto Rivera Carrera, cardenal de la arquidiócesis de la Ciudad de México, hasta el propio obispo auxiliar y actual administrador apostólico, monseñor Juan de Dios Caballero Reyes.
Los obispos originarios de la arquidiócesis de Durango que actualmente viven son: el cardenal Norberto Rivera Carrera en la Ciudad de México, el arzobispo emérito de Durango Antonio López Aviña, el arzobispo de Oaxaca y electo de Durango, Héctor González Martínez; el obispo de Mazatlán Rafael Barrazas, el obispo administrador apostólico de Durango, Juan de Dios Caballero Reyes; el obispo de Parral Andrés Corral, el obispo de la Prelatura de El Salto, Manuel Mireles Vaquera, y el obispo de Texcoco Francisco Ferreira.
Don Héctor González Martínez será el octavo arzobispo de Durango y el segundo que se formó y estudió en el Seminario Conciliar de la arquidiócesis para después volver a su origen y ser su pastor. El primero fue el arzobispo emérito, monseñor Antonio López Aviña.
LA BIENVENIDA DEL NUEVO ARZOBISPO SERÁ EN TRES ETAPAS
DURANGO, DGO.- El presbítero Héctor Frías Ramírez, coordinador del Comité de Bienvenida del nuevo Arzobispo de Durango, anunció ayer durante una reunión de planeación con los sacerdotes responsables de las 18 zonas pastorales y los integrantes del Colegio de Consultores, celebrada en la sala de juntas del Arzobispado, que la recepción de monseñor Héctor González Martínez se desarrollará en tres etapas.
Precisó que todos los sacerdotes, religiosas y movimientos laicos se han adherido al proceso de planeación para recibir al que será el octavo arzobispo de Durango, designado desde el 10 de los corrientes por el papa Juan Pablo II.
Explicó que la primera etapa tiene que ver con la espera y preparación de todo el Presbiterio, religiosas, los laicos incorporados a los distintos movimientos apostólicos y los feligreses en general, en la cual, aunque es corto el tiempo, se propiciará una instrucción catequética sobre el papel que desempeña el arzobispo en la arquidiócesis, qué significa su designación y cuáles tareas debe desarrollar.
La segunda etapa está vinculada concretamente con el acto de bienvenida, es decir, se refiere a los preparativos para el día de su llegada programada para el 26 de los corrientes, apuntó el padre Frías Ramírez, quien destacó preliminarmente que hay tres momentos para ese día.
De manera particular, precisó que la llegada de monseñor González Martínez será por la mañana en el día previsto. Allí lo recibirá una comitiva representativa, luego será trasladado al Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, donde tendrá un acto de bienvenida, y finalmente en la Catedral será la ceremonia de toma de posesión de la arquidiócesis.
Manifestó que para lo anterior estarán: un representante de la Nunciatura Apostólica, el cardenal Norberto Rivera Carrera, el arzobispo emérito, José Trinidad Medel Pérez, y el también arzobispo emérito Antonio López Aviña, además de un grupo de obispos de distintas partes del país.
La tercera etapa está relacionada con el proceso de incorporación del arzobispo González Martínez a la arquidiócesis, mediante la cual se tienen proyectados encuentros con sacerdotes, religiosas, representantes de los movimientos apostólicos, autoridades civiles, empresarios y organismos intermedios en la entidad.
UNA VIEJA CAMA, SU DESCANSO FAVORITO
La casa ubicada en el número 31 de la calle Eduardo Sánchez (mejor conocida como “La Alameda”) es la que vio crecer a monseñor Héctor González Martínez en sus primeros años de vida. Actualmente en ella vive su hermano menor, José Eladio y su familia, que resguardan la recámara a la que siempre llega el prelado cuando visita Miguel Auza.
Una habitación sencilla que González Martínez usa para descansar en la tranquilidad de su casa y su tierra. Allí hay una vieja cama con un catre muy sencillo, un viejo escritorio y una máquina de escribir.
Un gran cuadro con la fotografía del papa Paulo VI y otra del Sagrado Corazón de Jesús son las que adornan el humilde recinto. “Cuando murieron mis papás, lo único que Héctor pidió como herencia fue su recámara, a la cual llega y descansa en absoluta tranquilidad. Le gusta mucho estar aquí, la última vez que durmió en su cama fue el pasado mes de noviembre, cuando vino ha casar a nuestro sobrino Horacio. Pasó una sola noche. Aquí lo seguimos cuidando para cuando venga a visitarnos nuevamente”, expresó Eladio.
Ahí, en esa habitación recordaba todos los detalles que su madre hacía por mantener siempre en el Seminario al Arzobispo electo de Durango: “Mi mamá fue sin duda la que más luchó porque el señor Héctor saliera adelante. Siempre pensaba en él. Por ser yo el hermano más chico en la familia, lo conocí hasta que estaba ya como seminarista. Todos colaboramos voluntaria o involuntariamente para apoyar su vocación. El sacrificio era de toda la familia. Hasta doña Panchita Pinedo, que ya murió, colaboraba cosiendo las sotanas y todas las ropas que necesitaba mientras estudiaba”.
La falta de recursos no fue un obstáculo
MIGUEL AUZA, ZAC.- La falta de recursos económicos que padecía la familia González Martínez no fue un obstáculo para que la mamá del Arzobispo electo de Durango, María Engracia Martínez, luchara por sacar adelante a su hijo, hasta verlo hecho sacerdote.
José Elpidio, hermano menor de monseñor Héctor González Martínez, recuerda que las limitaciones en casa eran para todos. Lo importante era apoyar su vocación sacerdotal, que después se tradujo en el orgullo no sólo de la familia, sino de todo Miguel Auza.
Con dificultad al hablar, recordó a su madre enferma, que falleció el 25 de mayo de 1979, después de dos ataques al corazón. “Ella fue la que más apoyó la vocación de mi hermano Héctor”, manifestó con añoranza al referirse al nuevo Arzobispo de Durango.
Hoy, tras la designación que el papa Juan Pablo II le hizo como Arzobispo de Durango, la alegría es lo que invade al pueblo entero, especialmente a la familia, que se siente pagada de todos los sacrificios que se hicieron. Su madre no logró verlo como obispo, pues murió antes que lo consagraran como tal en Campeche.
OBISPOS ORIGINARIOS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE DURANGO
Cargo Lugar Nombre
Cardenal Cd. de México Norberto Rivera Carrera
Arzobispo Durango Antonio López Aviña
Arzobispo Oaxaca Héctor González Martínez
(Durango a partir del 26 de febrero)
Obispo Mazatlán Rafael Barrazas
Obispo Durango Juan de Dios Caballero Reyes
Obispo Parral Andrés Corral
Obispo El Salto Manuel Mireles Vaquera
Obispo Texoco Francisco Ferreira
Fuente: Mons. Antonio López Aviña.
SACERDOTES DE MIGUEL AUZA
*** Mons. Héctor González Martínez ***
* Hugo Torres Aguilar
* Ramón Vázquez
* Adalberto Padilla García (+)
* Norman Jecoman