Por Martín Chávez Chávez
TORREÓN, COAH.- Ciclista, danzante, tamborero, conserje, dirigente de Cursillos de Cristiandad, pero sobre todo bolero, José Silvestre Ortiz Guardado, ¡está medio raro el nombre y por eso me desquité y así le puse a mi chavo!; aclara “Tito” sin dejar de limpiar zapatos frente al Palacio Federal por la avenida Morelos. ¡Lo importante no es lo que tengas, sino que disfrutes lo que tienes !, aconseja.
“Tito” llegó a la plazuela Juárez hace 37 años, donde estableció su campo de trabajo como lustrador de calzado en tres sillas, atendiendo la recomendación de un viejito quien le dijo que el ser bolero sería uno de los mejores oficios porque de esa forma conocería a muchas personas, gente a la que podría convertir en sus amigos... y así fue, ¡no pienso retirarme nunca de este lugar porque de aquí salió todo lo demás!, reconoce Silvestre, quien cuestiona a los conocidos que pasan por el lugar ¿te vas a bolear?, para después obsequiar una risa de aliento y seguir con su buen humor.
Hasta parece la continuación de una novela con los conocidos, pues apenas te subes a la silla y “Tito” continúa la historia que quedó pendiente en la última boleada: ¡tengo un tabarete adentro de la Deportiva pero yo prefiero este lugar porque aquí conocí a todos mis amigos, a la gente buena que me dio la mano!
“Mira, no tiene caso tener mucho, porque después no tienes tiempo para disfrutarlo, conocí a una persona que me prestó dinero para poner una miscelánea en el barrio donde vivo, La Durangueña, trabajábamos de siete de la mañana a 11 de la noche y estábamos ganando mucho dinero, pero después platiqué con mi esposa y sí teníamos muchas cosas, pero dejamos de vivir y optamos por cerrar”, aunque muchos prefieren seguir teniendo y dejan de gozar la vida, reconoce.
¿Ofreces pláticas en alguna iglesia, según dices?
“No cualquiera entra a dar pláticas, porque se elige a la gente que puede influir para cambiar a las personas malas y tratar de convencerlas de que sean buenas”.
Y ¿cómo está eso “Tito”, explícate, porque no te entiendo, quiénes son los buenos y quiénes los malos?
“Tengo amigos que ahora venden droga y sus hijos andan en carros lujosos, armados con pistolas, aparentemente tienen todo, pero como el otro día le decía a mi esposa: fíjate, esos no andan tranquilos, ahorita tienen, pero mañana están allá adentro, —señalando las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR)— ”, ¡o con Serna, agrega otra persona que interesado en la plática no se aguantó y dio su opinión!
Cuando eres alguien, supuestamente importante –jefe, líder, dueño, tienes muchos “amigos” y siempre estás rodeado de personas que se ríen de todos tus chistes aunque digas puras tonterías, te dan la razón en todo, pero dejas de tener y vuelves a la realidad, por eso siempre tienes que ser el mismo, arriba y abajo, explica “Tito”.
¿Y de danzante?
Hace 30 años empecé a bailar la danza, pero ahora ya no es como antes, la realidad es que era devoción, danzabas con gusto, con ganas, hoy es un negocio y lucimiento, muchos jóvenes no saben bailar la danza y se enojan porque les dices que no saben, pero es la verdad.
Después me metí de tamborero y durante los meses de octubre y noviembre les enseño a bailar la danza a las trabajadoras del Tecnológico de La Laguna, para las peregrinaciones, pero les digo y les digo y no me entienden y bailan como quieren, pero sinceramente ya no hay devoción en mucha gente que peregrina, insiste.
También participaste en la Vuelta a La Laguna, en bici.
Siempre viví en los barrios de El Cerro de la Cruz, Vista Alegre y La Durangueña y ahí el ambiente es muy pesado, la sociedad te absorbe y tienes que buscar un escape, yo me subí a la bici para escapar de los vicios y hasta la fecha, sigo trepado.
Si te gusta un deporte le tienes que dedicar tiempo, si ibas a correr cien kilómetros en bici tienes que practicar mil, ¡yo me iba hasta Ciudad Juárez en bicicleta, 925 kilómetros!, por ejemplo, nos íbamos durante cinco horas hasta Zapata y de ahí pedíamos raid a Monterrey y al día siguiente salíamos desde allá, hasta acá.
Una vez “El Jaja” y yo íbamos a Ciudad Juárez, Chihuahua, llegamos a Villa Hundido y después a Chihuahua, pero llegando a Samalayuca me atropelló un carro y sufrí 17 fracturas, estuve en el Centro Médico de Ciudad Juárez por tres meses y me querían mochar la pierna izquierda, pero gracias a Dios y al médico que me atendió – Marte Corona Sánchez—, no pasó nada.
Las veces que participé en la Vuelta de La Laguna, lo más que pude fue quedar en el lugar número 20 de 180 competidores, pero el deporte era un escape para no caer en los vicios, como muchos chavos en los barrios donde el ambiente es pesado y difícil, “como el otro día vi en el periódico, de la generación de primaria de la cual yo formé parte y decían que hoy estaban convertidos en profesionistas y no es cierto, la mayoría echaron a perder su vida”, sostiene.
Bueno ya “Tito”, ¿cuál es el mensaje a la comunidad?
Pos, el que tenga lo que tenga que dé gracias a Dios y que no se le olvide vivir, porque mucha gente envidia al que tiene, pero ni trabaja y no se da cuenta que por eso no tiene; la gente hoy es muy voraz y se requiere conciencia, sobre todo los chavos que quieren todo fácil y muchos adultos que nomás andan a ver a quién friegan.