Hondo país el nuestro, con muertos caminando J. Revueltas, “Luto humano”.
Bofetada con guante blanco, es el que el pueblo acaba de dar a la clase gobernante y política del país este pasado seis de julio, para designar los representantes de la próxima Cámara Baja del H. Congreso de la Unión, un pueblo que aún se gobierna con la ley del menor esfuerzo, demostró que el silencio y la sequedad de las urnas es la mejor protesta ante la corrupción e impunidad que es el rasante común de estos personajes.
Atascada, doblada y desbalagada se encuentra la democracia y no es por falta de dinero, ¡No!, es el desenfado y la insolencia que existe de parte de los gobiernos en todas las escalas y los prospectos o aspirantes a políticos que como al carrizootate, (familia de los bambúes), les falta corazón y está ausente el sentido común y más allá de la indolencia que han demostrado por el bien del país están, su partidismo, ese lastre que ningún político no puede, ni quiere sacudirse.
Fue al legendario “Ratón” Macías al que se le adjudicó la frase: “Todo se lo debo a la Virgencita y a mi mánager”. Nuestros políticos parecen decir: “Todo se lo debo a mi partido”. Con un histórico 59 por ciento de abstencionismo, los consejeros y demás autoridades del IFE se atreven a dar declaraciones diciendo entre otras cosas que los políticos son los culpables y queriendo descubrir el agua en polvo, se rasgan las vestiduras, lo que deben hacer a la voz de “ya”, es dar su renuncia porque demostraron ser ineficientes, una bola de “inútiles”, les diría Paquita.
En vez de compadecerse como lo hace el consejero del IFE, Jaime Cárdenas, debieron haber previsto lo que todo mundo sabía que sucedería, lo raro es que sólo los representantes del IFE no. En Coahuila de nada le sirvió al Gobernador poner a discreción su Consejo Electoral si fue el estado con mayor abstencionismo con más del 66 por ciento, no sólo es para reflexionar, sino para ver que no basta gastar tanto dinero, si el pueblo no recibe nada.
Con un total de 40 millones de ciudadanos que no efectuaron el sufragio, los 26 millones de mexicanos que fuimos a las urnas este seis de julio somos abrumadoramente apabullados y, queda demostrado una vez más que en la vida y los pueblos no siempre gana la mayoría o en este caso, cada quién lo toma como le conviene.
Sin embargo es un retroceso a la de por sí poca credibilidad que se tenía de los políticos y funcionarios. Y los estatutos y argumentos que pueda ofrecer como disculpa el IFE son letra muerta, sólo comparados con los cuentos de Las mil y una noche.
Promesas estériles, reformas trabadas, proyectos abortados, plataformas endebles y un cúmulo de desaires con preguntas y desencuentros, con caprichosas y turbulentas mareas hacia el pueblo, son el resultado irónico del silencio abrumador y ensordecedor que el pueblo y los ciudadanos, 40 millones con credencial para votar, dejaron escuchar, ante la pobre reputación a la que nuestros políticos han llegado.
Difuminada queda la promesa de la justicia, donde rateros de cola larga se escudan y cobijan bajo la tutela del fuero que da ser miembro de un Congreso, el caso de los inmiscuidos en el robo a la nación vía Pemex, Romero Deschamps, Montemayor, Aldana y Company y su desafuero, parece ser que nunca pasará. Para Ripley se trae a David Peñaloza que defrauda a Nacional Financiera con más de $30 millones de dólares y sólo permanece dos horas en los juzgados tomando café y paga una multa (fianza) de 28 millones de pesos y a su casa; gracias por el viaje en avión y con cargo a “Juan Pueblo”.
Estos son sólo dos botones de muestra de la mercería de malandros y gamberros fabricados por el mismo grupo de la cúpula como institución. La respuesta a estos actos, sin duda fue el rechazo total y aunque para los políticos parezca ser una ficción, para el pueblo es sólo una tangible realidad.
Lustrosas siguen las botas de charol del presidente Fox, porque aún no ha podido pisar ninguna víbora prieta, ni tepocata, mucho menos agarrar a los pulpos, que tentáculos les falta para robar, eso sí de cuello blanco y se pasean por el país con “banda tocando”, como viles narcos pueblerinos.
Pues ahí está el resultado del seis de julio, algo que no necesita reflexión, porque ante los hechos no hay objeciones y parece ser el presagio de un maldito destino testamentario para el país. Aquí existen opiniones ambivalentes, que pueden ser, el que calla otorga, la otra ¿qué pasaría si la gran mayoría que no votó tenía la razón y los que fuimos a sufragar andamos equivocados? ¿o ahora si, la gran mayoría, (40 millones de los 65) están redondamente equivocados por no votar?