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El SNTE: valor para cambiar

Gabriel Castillo

Primera de dos partes

En otros escritos he señalado que actualmente vivimos en una sociedad más informada, pero también más compleja, más insegura, con mayores incertidumbres. Ello provoca en los ciudadanos cierta dosis de temor que les impide, por una parte, denunciar lo que está mal tanto en la esfera pública como en la privada, entiéndase corrupción, injusticias, atropello de derechos, abusos de confianza o de autoridad y por otra, exigir lo que legal y legítimamente les corresponde, esto es, mejores empleos con adecuadas condiciones de trabajo, salarios justos, servicios públicos de calidad, atención eficiente y respuestas expeditas de los funcionarios gubernamentales, entre otras muchas cosas. La falta de empleo, la inseguridad en el mismo y el consiguiente miedo a perderlo, en una economía en crisis, con las consecuencias que conlleva para la estabilidad familiar o los proyectos profesionales y personales, hacen que los ciudadanos guarden silencio u oculten su indignación ante un entorno negativo y tantas situaciones que nos afectan día con día. El coraje cívico se ha venido reprimiendo, pero no será por mucho más tiempo.

Lo expresado me sirve de entrada para señalar que en nuestro país han existido instrumentos, usados por el Estado para controlar las inquietudes e inconformidades de los ciudadanos en su condición de trabajadores. Entre ellos destacan los sindicatos, que en nuestro país han sufrido una involución y han servido para el enriquecimiento de unos cuantos líderes, pervertidos por los distintos regímenes políticos y que han propiciado que los trabajadores se queden sin una verdadera representación que defienda sus derechos. El caso del Sindicato Petrolero es escandaloso, pero no se queda atrás el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. A este último quiero referirme con más detalle.

Como trabajador miembro del SNTE, con treinta años de servicio, he mantenido una postura crítica hacia las prácticas patrimonialistas y de corrupción en el ejercicio sindical. No cuestiono la institución sindical en sí, cuestiono los liderazgos carentes de visión y de responsabilidad para asumir la genuina representación de los agremiados, que se doblegan ante los gobernadores y le dan la espalda a los trabajadores. Así ha sido durante ya buen tiempo y lo digo con conocimiento de causa, asumiendo la parte de responsabilidad que me toque para formar parte del Comité Ejecutivo de la Sección 35. Pero es importante que los trabajadores de base se decidan a tomar en sus manos un proceso de recuperación del sindicato, que les pertenece y que ha sido usufructuado por unos cuantos. Esto debe comenzar por tener el valor para denunciar lo que esté mal en nuestra organización, sacar a la luz los vicios que aún persisten, exigir la rendición de cuentas a los dirigentes, no sólo sobre el manejo de las cuotas, sino también la asignación de las plazas, las promociones, los cambios, en fin todo lo relacionado con los derechos laborales de los agremiados.

Los trabajadores de la educación debemos aceptar que nuestra organización está desacreditada, que ha perdido la confianza no sólo de la sociedad en general sino en lo específico de un alto porcentaje de los propios agremiados. Pero también hay que decir que esto no es culpa de todos, sino de pequeños grupos enquistados en la estructura del sindicato, que lo ven como espacio de privilegio, proveedor de prebendas y de negocios o placeres, pero que no lo ven como instrumentos de lucha y defensa de los trabajadores. Por eso quienes llegamos a pensar en la posibilidad de incidir en el cambio desde dentro, hoy nos enfrentamos a la dura realidad de la férrea resistencia de los grupos de poder y la trama de intereses que se verían afectados con un verdadero cambio en la orientación y las prácticas ejercidas en nuestro sindicato.

Urge una amplia discusión sobre los problemas del SNTE y en particular de la Sección 35, pues sólo a partir de su reconocimiento, de la toma de conciencia al respecto, estaremos en camino de encontrar soluciones para los mismos e iniciar el impostergable cambio en nuestro gremio para beneficio de los trabajadores.

Continuará.

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