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El TLCAN

Sergio Sarmiento

El próximo 1 de enero se cumplirán diez años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Y los resultados después de estos 10 primeros años son muy claros para quien quiere verlos. Los tres países signatarios —Canadá, Estados Unidos y México— se han visto beneficiados por el acuerdo. Pero de los tres sin duda el que más ventajas ha obtenido es México.

El comercio entre Estados Unidos y Canadá se ha duplicado en los 10 primeros años del TLCAN. Como lo señalaba este lunes pasado en la capital estadounidense el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney, en la ceremonia de lanzamiento del programa de becas NAFTA del Washington Center, el comercio entre Estados Unidos y Canadá asciende hoy a más de 700 mil millones de dólares al año. Se trata del intercambio comercial entre dos naciones más importante del mundo, a pesar de que tiene lugar con un país —Canadá— que cuenta apenas con poco más de 30 millones de habitantes.

El comercio entre México, por una parte y Canadá y Estados Unidos, por la otra, se ha triplicado en estos 10 años. Y si bien el propósito de un tratado de libre comercio no es precisamente tener un superávit comercial, ya que tanto las exportaciones como las importaciones traen beneficios a los habitantes de un país, el hecho es que hasta antes del TLCAN México tenía un déficit comercial con los otros dos países de Norteamérica el cual se ha convertido en un superávit de más de 30 mil millones de dólares.

Si México no tuviera este superávit comercial con Norteamérica, el déficit que tenemos con Europa y con los países de Asia pesaría tanto que se habría generado ya una nueva devaluación del peso y una nueva crisis económica.

Las exportaciones del TLCAN le permitieron a México salir adelante con una rapidez inusitada después del desplome económico de fines de 1994 y de todo 1995. La enorme mayoría de los empleos que se han creado en nuestro país en los últimos 10 años han estado relacionados de una manera u otra con el comercio con Norteamérica.

Pero no sólo se han creado empleos a través del TLCAN, sino que los que se han generado han sido de mejor calidad que todos los demás. Los trabajos relacionados con el comercio exterior han sido los que se han mantenido en el seno de la economía formal. Son los que tienen la protección de la seguridad social, los que cuentan con prestaciones, con servicios médicos y guardería. Son los que cuentan con sindicatos y derechos laborales plenos.

Incluso en agricultura, esa actividad en la que se nos ha querido hacer creer que el TLCAN ha tenido un impacto negativo, los saldos del libre comercio han sido buenos para todos. Es verdad que el sector agropecuario es el único en el que nuestro país registra un déficit comercial frente a los Estados Unidos, pero nuestras exportaciones de productos del campo se duplicaron de cualquier manera entre 1993 y el 2002.

Si a estas exportaciones a la Unión Americana le sumamos las de productos industrializados del campo, esto es, las que tienen mayor valor agregado y que generan por lo tanto empleos de mejor calidad, el aumento es del 224 por ciento entre 1993 y 2001. Esta es una cifra realmente espectacular.

Mucho se nos dice que el libre comercio ha destrozado la producción agropecuaria mexicana. Los datos, sin embargo, nos revelan una realidad completamente distinta. La producción nacional agropecuaria ha aumentado en lugar de disminuir. De hecho, debido a esta mayor producción y al aumento también de las importaciones, los precios se han mantenido estables y han permitido así un aumento en el consumo de alimento per cápita para los mexicanos. Y esto es muy importante, porque combatir el hambre debería ser la prioridad nacional.

Es importante que no nos dejemos engañar por los políticos que buscan cerrar nuevamente las puertas de nuestro país al libre comercio. Es verdad que México no es un paraíso económico. Pero el poco avance económico que hemos tenido en los últimos años es producto de la apertura comercial en general y específicamente del TLCAN. Si aceptáramos la propuesta de los políticos populistas de cerrar el libre comercio, lo único que provocaríamos sería una nueva crisis económica y un mayor empobrecimiento de la ya castigado población de nuestro país.

Azúcar

Apenas el año pasado México era un exportador neto de azúcar. Hoy tenemos que importar. La culpa no es de ningún huracán o desastre natural, sino de la estupidez de nuestros legisladores que, al establecer un impuesto especial a la fructosa, hicieron que se cayera la producción de endulzantes en nuestro país.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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