EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Electricidad

Sergio Sarmiento

“La política es el arte de impedir que la gente se ocupe de sus propios asuntos.”

Paul Valery

En otros países del mundo los gobiernos hacen todo lo posible por promover la inversión productiva. Ésta es particularmente bienvenida en los sectores estratégicos —como la electricidad— en los que se promueve la competitividad de otras ramas económicas.

En México, sin embargo, las cosas son distintas. Si algún inversionista nacional o extranjero se atreve a arriesgar su dinero en nuestro país en un sector como la electricidad, se le puede meter en la cárcel por hacerle competencia a un monopolio estatal. Poco importa que ayude al desarrollo de México y que genere empleos. Nuestra ley está hecha para impedir el bienestar de los mexicanos o para favorecer el control de los políticos sobre la economía.

Quizá por ello se ha formado una extraña alianza de políticos que tratan de detener una reforma que corregiría esta situación que tanto daño le hace a la economía mexicana. Esta alianza incluye a perredistas como Pablo Gómez y Cuauhtémoc Cárdenas, a priistas como Manuel Bartlett y Óscar Cantón Zetina, y a líderes obreros como Rosendo Flores del Sindicato Mexicano de Electricidad. Todos ellos buscan hacernos creer que la inversión privada en electricidad es un atentado contra la soberanía nacional, cuando el único verdadero atentado es la pobreza de los mexicanos que no pueden conseguir empleos.

Tener un monopolio gubernamental sobre la electricidad nunca se justificó, pero cuando menos hubo un tiempo en que podía entenderse. Los sistemas de distribución de electricidad —como las redes de vías férreas— han sido considerados monopolios naturales ya que una vez construidos no es económico establecer sistemas paralelos. Por otra parte, los proyectos de generación de electricidad eran en otros tiempos tan grandes que sólo los gobiernos tenían la capacidad de invertir en ellos.

Puede argumentarse que los sistemas de distribución de electricidad siguen siendo todavía monopolios naturales. Quizá por ello la propuesta de reforma del presidente Fox abre la generación a la inversión privada pero mantiene el control estatal sobre los sistemas de distribución. De todas maneras, a mi juicio sigue siendo insensato meter a alguien a la cárcel por el delito de vender electricidad directamente a un tercero: si la distribución es realmente un monopolio natural, la iniciativa privada se mantendrá fuera de ese negocio porque no podrá competir con el gobierno. Lo que ya es francamente absurdo en estos tiempos es tratar de mantener un monopolio sobre la generación de electricidad. La tecnología ha hecho que los nuevos equipos de generación sean cada vez más pequeños por lo que quedan al alcance de inversionistas privados. Los generadores de ciclo combinado de gas valen sólo una fracción de lo que cuestan las viejas hidroeléctricas, termoeléctricas y nucleoeléctricas cuya construcción tanto endeudó al Estado mexicano.

Esta revolución tecnológica es la razón por la cual casi todos los países del mundo han abierto sus puertas a la inversión privada en electricidad. El Estado no tiene ya que realizar las grandes inversiones en generación que quedaban fuera del alcance de la Iniciativa Privada. Si las empresas pueden asumir esta responsabilidad, los gobiernos quedan liberados para usar sus recursos en otros proyectos que tienen también beneficios económicos o sociales. Incluso un país comunista, como China, ha entendido esto y ha abierto sus puertas a la inversión privada en electricidad; ésa es una de las razones de su rápido crecimiento.

La tecnología, por lo demás, sigue evolucionando. Los generadores serán cada vez más pequeños y resultará cada vez más insensato prohibirle a las empresas privadas que inviertan en este campo. De hecho, si México mantiene su actual prohibición, lo único que ocurrirá es que nuestro país se quedará cada vez más rezagado y cada vez más hundido en su actual pobreza mientras otros países del mundo seguirán avanzando.

Desafortunadamente a muchos de nuestros políticos no les interesa que la mayoría de los mexicanos sigan sumidos en la pobreza. Siguen teniendo una visión de la soberanía nacional anclada en el siglo XIX cuando el resto del mundo ha avanzado ya al siglo XXI.

Pilas

Nadie piensa que una pila eléctrica que le dé energía a un aparato de radio o a una computadora portátil sea una amenaza contra la soberanía nacional aunque haya sido fabricada por una empresa privada. Pero es la misma energía que, conectada a una toma de electricidad, puede darle vida a ese radio o a esa computadora. El fundamentalismo de algunos de nuestros políticos puede hacer que se prohíban las pilas eléctricas de fabricación privada.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 54883

elsiglo.mx