Reuters
Washington, EU.- El presidente George W. Bush eliminó ayer los polémicos aranceles de Estados Unidos al acero, 16 meses antes de lo programado, con lo que evitó una guerra comercial con Europa, pero ahora podría sufrir una reacción política negativa en las elecciones de 2004.
?Estas medidas de salvaguarda (los aranceles) han logrado su propósito y como resultado de cambios en las circunstancias económicas, es momento de eliminarlos?, dijo el presidente en un comunicado que leyó su portavoz.
Bush ofreció poco para amortiguar el impacto que representa su decisión para las siderúrgicas estadounidenses, pero dijo que mantendrá un sistema para otorgar licencias para las importaciones de acero y realizar un seguimiento de estas compras.
Esto apunta ?a que mi gobierno pueda responder rápidamente a futuros aumentos en las importaciones que puedan perjudicar en forma injusta a la industria?, dijo Bush.
Los aranceles, que el presidente estadounidense impuso en marzo de 2002, terminarán oficialmente a la medianoche. La decisión de eliminarlos decepcionará a los vapuleados productores de acero de Estados Unidos y al sindicato United Steelworkers of America, que representa a casi un millón de trabajadores siderúrgicos activos y retirados.
El sindicato acusó a Bush de abandonar a los trabajadores y a los jubilados del sector, y dijo que apelará a los miembros del Congreso para obtener protección.
El cambio de Bush con respecto a los aranceles tiene lugar menos de un mes después de que el máximo tribunal de la Organización Mundial de Comercio (OMC) dispusiera que los aranceles violan las reglas internacionales del comercio.
La decisión también ocurre justo antes de que la Unión Europea concrete su amenaza de imponer sanciones comerciales sobre exportaciones estadounidenses por 2,200 millones de dólares, que afectarían a productos como cítricos del estado de Florida y los textiles de Carolina del Sur y del Norte.
Esos sectores también son sensibles desde el punto de vista político en Estados Unidos.
La Unión Europea (UE) anunció inmediatamente que suspenderá las posibles represalias comerciales y su comisario de Comercio, Pascal Lamy, dijo que la UE eliminará sus propias medidas de salvaguarda para bloquear el ingreso del acero de terceros países.
El cambio drástico en la política de los aranceles al acero podría desatar una reacción contra Bush en los estados de Ohio, Pennsylvania y West Virginia, bastiones de las siderúrgicas estadounidenses, en anticipación a los comicios del próximo año, donde el presidente buscará la reelección.