17 octubre 2003
TOKIO, (Reuters) - El presidente estadounidense, George W. Bush, elogió a su cercano aliado, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, al iniciar una gira de seis días por Asia, pero no dio indicios sobre si lo presionó en el delicado tema de la política cambiaria de Tokio.
Se esperaba que ambos discutirían en sus conversaciones y en una comida informal sobre la ayuda en soldados y dinero para Iraq, el programa nuclear de Corea del Norte y los esfuerzos de Tokio por controlar el repunte del yen ante el dólar.
"El (Koizumi) es un buen amigo. Un líder muy fuerte y la relación entre Estados Unidos y Japón es muy buena", dijo Bush al salir de una cena en la casa estatal de huéspedes de Japón, pero no comentó que temas había discutido con el primer ministro.
Un sonriente Koizumi, un firme partidario de la guerra liderada por Estados Unidos en Iraq, también lucía optimista. "Muy franco, interesante, maravilloso", dijo cuando se le preguntó sobre el diálogo con Bush.
Bajo crecientes presiones domésticas por el creciente costo de las operaciones en Iraq, en términos de vidas y dinero, Bush ha estado presionando a líderes mundiales para que contribuyan a la reconstrucción de Irak.
El jueves, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución dirigida a obtener tropas y dinero para Iraq.
Japón recibió con beneplácito la resolución, que según las autoridades del país ayudaría a allanar el camino para que Tokio envíe tropas a Iraq.
Bush ya ha recibido un regalo de Koizumi, en forma de una promesa de suministrar en el 2004, 1.500 millones de dólares en ayuda para reconstruir Iraq y es probable que Tokio ofrezca más en un conferencia de donantes prevista para el 23 y 24 de octubre en Madrid.
Un ruidoso grupo de unos 50 japoneses que protestan contra la contribución de Tokio se unieron a más de 100 policías antimotines no lejos de la embajada estadounidense en Tokio.
"Unánse a nosotros en la protesta", dijo un joven que sostenía un megáfono, mientras policías con escudos buscaban repeler al grupo de manifestantes que gritaban "Bush, vete".
Cerca de 9.000 policías japoneses fueron movilizados para reforzar la seguridad durante la visita de 17 horas de Bush.
BOTAS EN EL TERRENO
Koizumi ha estado decidido a mantener su promesa a Bush de "poner botas en el terreno" en Iraq.
Pero el primer ministro ha estado renuente a hacer una campaña en este sentido entre los votantes japoneses antes de las elecciones del 9 de noviembre.
El gobierno puso en vigor en julio una ley que permite el envío de tropas en una misión que no sea de combate.
Un funcionario del departamento de Defensa dijo que el emplazamiento japonés en Iraq podría ser de hasta 1.000 efectivos.
A pesar de la renuencia en ser visto como lo que los críticos ha calificado de "cajero automático" de Estados Unidos, se espera que Japón suministre un total de cerca de 5.000 millones de dólares para la reconstrucción de Irak, cerca del 10 por ciento de los fondos que se cree son necesarios.
Sin embargo, Koizumi no le dijo a Bush nada específico sobre ayuda futura o planes de enviar tropas, dijo un funcionario japonés.