Aproveche las camisetas
Cuando a sus hijos ya les queden chicas las camisas y se encuentren todavía en perfectas condiciones, es decir, sin ninguna rotura, no las regale, ni las degrade usándolas como sacudidores; sáqueles todavía buen partido convirtiéndolas en almohadas. Si tienen mangas, córteselas y cierre las bocamangas y el cuello. Ahora, rellénelas. Puede hacerlo con viruta de hule espuma, algodón, bolsas viejas de plástico o lo que quiera. Tendrá varias almohadas extra para recostarse cuando vea la televisión, para el campo, para visitas inesperadas, etc.
¡Cuidado con las medias!
Guarde un viejo par de guantes de algodón y cuando vaya a lavar sus medias y pantimedias, póngaselos y se acabarán los hilos jalados.
¿Se baña en tina?
Si tal es el caso y por cualquier motivo tiene dificultad para salir de ella, no se afiance ni de las llaves ni de la jabonera. Los continuos tirones acabarían por desprenderlas de la pared. Lo mejor es instalar una barra ya sea en la pared o en un lado de la tina. Otra cosa muy importante es tener siempre en el fondo de ésta un tapete de hule antiderrapante, en bien de la propia seguridad.
Cordones que se desatan
Remedie el problema y no los ate a cada rato, lávelos para quitar la mugre que tengan. Póngalos a secar extendidos. Antes de volver a ponerlos, frótelos varias veces con una vela.
¿Es aficionada a la jardinería?
Si es así y trabaja bastante con plantas, y quiere conservar sus uñas largas y limpias, antes de iniciar su labor de jardinería, “rasque” con ellas una pastilla de jabón. Al lavar sus manos, la suciedad saldrá fácilmente y una simple lavada las dejará limpias.
Otro uso para el cepillo dental
Tenga a la mano, uno o dos en la cocina. Dedique uno a la estufa y otro para limpiar la batería y trastos. Es magnífico en coladores.
Afile su perforador
Si nota que a su perforador se le ha acabado el filo, devuélvaselo en buena parte haciendo perforaciones en un papel de lija.
Platos de aluminio
No deje que sus hijos pequeños jueguen con esos platos de aluminio en que vienen los pasteles y las tartas, pues aunque son muy resistentes, suelen romperse, sobre todo con el mal trato que les dan los niños, produciéndoles cortadas muy serias con sus agudos filos.