La sociedad contemporánea actúa a veces de modo muy infantil: quieren la travesura pero no sufrir los efectos lógicos que derivan de una transgresión a la ley natural.
Desde hace varios años se ha venido llevando a cabo en muchos países supuestamente avanzados la llamada fecundación in vitro, que entre otras cosas trae consigo la fecundación de muchos más embriones de los necesarios para el nacimiento de la criatura, con el efecto de que simplemente en España se hayan venido acumulando 35,000 embriones congelados sobrantes.
En tal virtud el gobierno presidido por José María Aznar ha propuesto una reforma legal que pretende abrir la vía, con determinados controles, para la investigación con células madre de embriones congelados sobrantes en procesos de fecundación in vitro.
Según explicó la ministra de Sanidad: Ana Pastor la pareja sometida a tratamiento de fecundación in vitro que dio lugar al embrión o embriones sobrantes y que se mantienen congelados, ante el vacío legal actual sobre su destino, tendrán la decisión bajo consentimiento informado sobre cuatro alternativas diferentes.
En primer lugar, la posibilidad de destinar el embrión sobrante a la implantación posterior si es viable, y si no es así, se dará la opción de descongelación (sic). Si es viable, la pareja podrá decidir reservarlo para su propia fecundación o donarlo a parejas en lista de espera para fecundación asistida.
Eufemísticamente se habla de embriones congelados; sobrantes; embriones reservados para una futura implantación o para ser donados a parejas en lista de espera, pero en todos los casos estamos hablando de seres humanos concebidos y cuyo futuro es absolutamente incierto, siendo una de las posibilidades próximas, la denominada descongelación que no es otra cosa que la determinación de su liquidación: su extinción: de su muerte, ya sea para dejar de estar en el caro procedimiento de mantenimiento de su vida por la incapacidad de las instituciones españolas de salud de seguir soportando tan alta cantidad de embriones en tan costoso proceso técnico; bien sea para dedicarlos a la experimentación médica, eso sí: a decir de la referida ministro de Salud, utilizando las células madre extraídas, en investigaciones dirigidas a avanzar en el conocimiento y tratamiento de enfermedades sin tratamiento ni solución definitiva en la actualidad y desarrolladas por equipos autorizados y sin posibilidad de lucro.
El Gobierno en su proyecto de ley ha establecido otras restricciones para controlar las investigaciones. Además de que sean los progenitores quienes decidan el destino de los embriones congelados mediante la firma de un consentimiento, los experimentos con células madre deberán ser autorizados por un comité nacional, que será el encargado de hacer un seguimiento exhaustivo de las investigaciones. Por otro lado, la decisión del Gobierno incluye una prohibición expresa de la clonación.
Josep María Simón, presidente de una organización bioética española consideró que "a pesar de que esta investigación se realizará bajo tales controles" y para embriones congelados no viables, "está abriendo la mano a todas las demás opciones; será imposible controlarlo" y "el fraude de la ley está asegurado".
También advirtió a la ministra de Sanidad Ana Pastor, de "la dificultad de detectar si un embrión es viable o no" y auguró que con la reforma de la ley "aumentará el número de parejas que inician procesos de fecundación in vitro, continuando permanentemente este cuento de nunca acabar.