Podría caer parroquia que guarda restos de Cuauhtémoc
SUN-AEE
MÉXICO, D. F.- Por el tiempo y el olvido oficial, el Altar de la Patria -ex parroquia de Santa María de la Asunción-, donde descansan los restos del último Emperador Azteca, Cuauhtémoc, en unos años más podrían derrumbarse si no se le invierten recursos para rehabilitarla.
Don Jairo Rodríguez del Olmo, treceavo descendiente de los tlatoanis aztecas Moctezuma-Chimalpopoca- Cuauhtémoc, dio a conocer que desde 1974, cuando el ex presidente de México Luis Echeverría ordenó la restauración del templo, “de ahí ya nadie le ha metido mano”.
¿Qué le falta?, se le pregunta a don Jairo Rodríguez, responde que “todo, así como está es un peligro, pero a los del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no les importa, son celosos de la honra, pero se olvidan de la obligación”.
El guardián de los restos de Cuauhtémoc, hijo de Don Salvador Rodríguez Juárez, que recibió en custodia los documentos que describían dónde fue enterrado el último Emperador Azteca, agrega que la parroquia fue construida en 1529.
Añade: “La edificó Fray Toribio de Benavente (Motolinía). Era una iglesia fea, mal hecha, de lodo, lejitas y piedritas, una construcción del siglo XVI que la hicieron para asegurar las tumbas del padre Fray Juan de Tecto y de Cuauhtémoc”.
Sigue relatando que de 1659 a 1715, se le puso la cúpula se le construyeron dos torres y para 1957, las imágenes religiosas, entre ellos, un Santo Niño de Atocha, patrono de este pueblo, fueron sacados de la parroquia para llevarlos a una nueva iglesia, para que el templo albergara únicamente los restos de Cuauhtémoc.
El hecho histórico de mudar vírgenes de un templo antiguo para albergar los restos del último Emperador Azteca no trajo protestas del pueblo, pese a que tal vez sea un caso único en que lo prehispánico, se impuso a la Iglesia Católica.
Después de 474 años de su construcción, el templo donde reposan los restos de Cuauhtémoc, luce sombrío, sin pintar, con sus puertas a punto de caer, semiluminado, vacío y a punto de desplomarse porque como asegura don Jairo Rodríguez, “al gobierno ya no le interesa esto, sólo vienen en temporada electoral”.
Agrega, sin embargo que para los jefes de los calpullis que aún existen en varias zonas indígenas del país, “sigue siendo el Altar de la Patria, por eso cuando me quieren correr como guardián de los restos de Cuauhtémoc, se dejan venir como cala y aquí sigo con un sueldo de mil 500 pesos al mes”.
Luego reveló que el ex presidente Luis Echeverría ordenó en 1974 la construcción del mausoleo, donde actualmente están depositados los restos de Cuauhtémoc, “porque en una visita que hizo de improviso al templo de Santa María de la Asunción, le dio mucho coraje ver que los restos del Tlatoani, estuvieran amontonados en esa urna que usted ve que está ahí en el altar”.
Ahora los restos de Cuauhtémoc, que dice fueron formados por Enrique Acosta, desde 1974, pueden ser vistos por los visitantes de manera directa porque el mausoleo termina en una vitrina de cristal, “se ven quemados porque de acuerdo con la tradición de los pueblos aztecas, a los grandes personajes de aquel tiempo se les quemaba para purificar sus cuerpos”.
Revela, también, que su padre don Salvador Rodríguez Juárez según él descendiente de Moctezuma-Chimalpopoca, le reveló al sacerdote de la parroquia de Santa María de la Asunción, que tenía en custodia una carta viva firmada por Fray Toribio de Benavente, en la que se decía que en ese templo se encontraba sepultado Cuauhtémoc.
Don Jairo Rodríguez agrega que el cura dio a conocer a los fieles de este pueblo la revelación donde estaba sepultado el último Emperador Azteca, “lo hizo el 2 de febrero de 1949, por eso, es falso que la historiadora Eulalia Guzmán, sea quien descubrió la tumba de Cuauhtémoc”.
Añade: “a ella sólo le tocó comprobar la autenticidad de los documentos que mi padre guardaba en secreto, y después de hacerlo fue directo al altar de la parroquia de Santa María de la Asunción a exhumar los restos de nuestro Tlatoani y lo dio a conocer el 27 de septiembre de 1949”.
Informó que a Eulalia Guzmán la envió el INAH a comprobar la autenticidad de los documentos, “que tenía en su poder mi padre y de ahí para adelante fue doña Eulalia Guzmán, quien se llevó los honores y los méritos del descubrimiento”.
Pero, agrega, a 54 años del descubrimiento de los restos del Emperador Cuauhtémoc: “queremos dejar sentado que ella no descubrió nada”.