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MÉXICO, DF.- El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), considerado el principal centro de desarrollo tecnológico de México y uno de los que genera el mayor número de patentes en el mundo, está en quiebra financiera.
Desde el año pasado opera con números rojos que se reflejan en pérdidas promedio para las finanzas públicas del orden de 200 millones de pesos mensuales.
De acuerdo con su último informe financiero -correspondiente al periodo enero-marzo-, el IMP gasta más de lo recibe.
Su balance financiero refleja un déficit de 332.2 millones de pesos, en contrasta con los 119.2 millones del saldo negativo obtenido en igual periodo del año pasado, lo que representa un crecimiento de 164.3 por ciento.
Y es que mientras sus ingresos propios, productos de la venta de bienes y servicios, entre los que figuran asesoría, tecnología desarrollada en sus instalaciones, estudios y, en algunos casos herramienta o equipo, entre otros, alcanzaron 505.3 millones de pesos, sus gastos se ubicaron en 837.6 millones de pesos.
El problema financiero del IMP no es nuevo. En el 2002, salvo el mes de diciembre que cerró con saldo favorable de 113.2 millones de pesos, el resto reporto pérdidas que se fueron acumulando hasta alcanzar dos mil 639 millones de pesos -para un promedio mensual de 219 millones de pesos-.
Lo que ocurre en el instituto simplemente vino a confirmar lo que la consultora internacional Arthur D. Little, International Inc. encontró en enero del 2001, en un diagnóstico tecnológico que le fue encargado por el entonces director de Pemex exploración y Producción (PEP), José Antonio Cevallos. En el estudio se aseguraba que “a pesar de los repetidos intentos para mejorar la relación entre PEP y el IMP (especialmente en el área de investigación y desarrollo con sede en la ciudad de México), éstas son casi inexistentes”.
Arthur D. Little encontró además, “que la mayoría del personal profesional de PEP percibía que el IMP provee poco valor agregado a la industria petrolera mexicana”.
Así las cosas, el instituto hoy el reto de reestructurarse o seguir rezagándose en el intento por competir con firmas como Enviromental Protection Agency, Schlumberger, Baker, Halliburton, Society of Petroleum Engineers o The University Texas -Bureau of Economic Geology-, entre otros.