POR CECILIA AGUILAR ACUÑA.
El Siglo de Torreón
MATAMOROS, COAH.- El ejido La Esperanza se encuentra dentro de un cerco de basura. Sus calles polvorientas enmarcadas por pintorescas casas de adobe con jardines al pie de sus puertas, albergan a una población que solicita mayor atención de las autoridades municipales para acabar con el foco de infección generado por el tiradero de desperdicios.
Esta comunidad es tan antigua que sus propios moradores dicen desconocer la fecha en que se fundó, Adela García Lara refiere la edad de Don Aurelio, un viejo labrego que murió a la edad de más de 90 años, “entonces, imagínese cuántos años tendrá este poblado”.
La Esperanza se ubica al costado izquierdo de la carretera Matamoros-San Pedro. Un camino maltratado, lleno de hoyancos y sinuoso, lleva hasta ahí. En un principio pareciera que no existe ningún asentamiento humano. Solamente hasta que se recorren alrededor de tres kilómetros y la presencia de un camposanto, indican que el viaje está por terminar.
La bienvenida la ofrece primeramente un canal atiborrado de basura: zapatos viejos, escombro, papeles de todo tipo, bolsas, perros muertos... en resumen todo tipo de desechos. Los matorrales parecen árboles de navidad, pues cuelga de sus ramas toda clases de objetos. Por esa razón, fétidos olores envuelven lo que los vecinos reconocen como, “la orilla”.
Ahí la gente tira lo que no quiere o le sobra, sus pobladores se ven en la necesidad de quemarla con la intención de reducirla. Ahí se necesita atención y apoyo por parte de las autoridades correspondien-tes; pero hasta el momento, nadie le ha tomado importancia a esta situación, ni siquiera a Heriberto Martínez Domínguez, titular de la Dirección de Ecología de este municipio, le ha interesado.
A Lucero Ramírez Ramírez, una profesionista de 28 años, quien tiene un niño de cuatro, le preocupa la situación de insalubridad que viven, pues su vivienda se encuentra colindante con una faja de basura.
“Varias veces he acudido personalmente para hablar sobre la situación con Heriberto Martínez Domínguez y él siempre se sale por la tangente. Dice que vendrá a verificar la situación, pero nunca ha tenido la atención de venir a ver lo que pasa. Aquí estamos muy cerca de pescar una enfermedad por oler tanta inmundicia”, explicó al tiempo que señala que los ejidos son los más olvidados dentro del rubro de la limpieza, pues no hay presencia de camiones recolectores.
Es en “la orilla” donde se observan varias viviendas humildes de adobe recién construidas, que además del problema de contaminación ambiental que enfrentan por convivir con montones de basura, no tienen drenaje y para construir letrinas, tienen que hacer fosas para almacenar las aguas negras que al decir de Rosa Rodríguez Martínez, “dan mucho problema”.
Rosa vive en lo que los moradores del ejido La Esperanza conocen como “La colonia” y cuenta que a una vecina del lugar, la fosa que construyó en el patio de su vivienda, se hundió por el acumulo de agua provocado por las pasadas lluvias, “pobre mujer, no sabía qué hacer, pues toda esa agua negra se derramó y llegó hasta el interior de sus cuartos... uff, aquello olía horrible”.
Maribel Pérez Ramos es otra vecina del lugar, quien se queja porque las autoridades municipales no hacen nada por la población, “nunca más hemos visto al Alcalde por aquí, terminaron las elecciones, se sentó en su puesto y se acabó todo... puras promesas y nada de acciones”.
Falta planeación
La Tesorera de la asociación de madres de familia de la escuela primaria Progreso Lagunero, de ejido La Esperanza, Cristina Ramos Cortés, dice que sí han solicitado al director del plantel el programa de desayunos escolares, “él está dispuesto a ayudar, solamente que las madres de familia son las que no se organizan”.
Lo anterior es porque un grupo de señoras, al detectar la presencia de El Siglo de Torreón en el momento en que su representante hacía una visita al ejido, se acercaron para demandar la necesidad de desayunos escolares.
Fue así que en entrevista, Ramos Cortés también añadió que han tenido juntas para establecer este beneficio, “nada menos el año pasado así fue, pero nada se hizo porque no hubo disposición por parte de las madres de familia para que se comisionaran en grupo e hicieran un rol de responsabilidades”.
Y es que explica que la preparación, distribución y limpieza de la cocina es obligación de las madres de familia que acepten trabajar en este programa, “no es que no quieran, el problema aquí es de tiempo, ya que todas por lo general, trabajan”.
OTRAS CARENCIAS...
Los habitantes del ejido La Esperanza demandan al Municipio también:
· Ampliar la red eléctrica, ya que algunos sectores carecen de luz.
· Pavimentación.
· Apoyo a través de los programas Piso Firme y Techo Lagunero.
· Mayor vigilancia policíaca.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón