Amarrado de pies y manos, con varios disparos en el cuerpo, el rostro cubierto de cinta y visibles signos de tortura, fue localizado por la zona alta de El Nayar el cadáver de una persona del sexo masculino, de la cual se desconoce hasta el momento su identidad, ya que entre sus ropas no portaba identificación alguna.
Fue el martes por la mañana, cerca de las 11:00 horas, cuando un par de lugareños, Guillermo Rodríguez Robles y Jaziel Soto, de 23 y 11 años de edad, respectivamente, dieron parte al juez de la localidad, Luis enrique Rodríguez, que habían localizado por el paraje conocido como EL Barro el cuerpo sin vida de una persona.
Horas después del hallazgo la autoridad que conoció notificó al 066, por lo cual se trasladó una camioneta de Seguridad Pública al lugar de los hechos y posteriormente arribaron policías ministeriales, acompañados de personal de Servicios Periciales y el agente del Ministerio Público en turno, que dio fe de los hechos.
Ahí se observó a una persona del sexo masculino, de aproximadamente 40 a 45 años de edad, con evidentes signos de tortura por la gran cantidad de sangre y hematomas que mostraba en el cuerpo y rostro, mismo que horas antes había sido cubierto con una cinta adhesiva. En la boca se apreciaba un impacto de bala calibre .9 milímetros y junto al cadáver un casquillo percutido del mismo calibre, al parecer el disparo con el que lo ejecutaron.
Según los datos que proporcionó el personal de Servicios Periciales, el ahora occiso presenta las siguientes características: mide un metro 77 centímetros de altura, tez morena, cabello ondulado negro, frente chica, mentón ovalado, con la señas particulares de verrugas alrededor del cuello y una cicatriz de hace tiempo en el tórax anterior lado derecho.
Vestía playera color azul cielo, pantalón de vestir color café, ropa interior de color blanco, calcetines cafés, cinturón de baqueta también de color café, con la particularidad de que no traía calzado.
Hasta antes del cierre de esta edición no se tenía dato alguno sobre la posible identidad del occiso; sólo existía la presunción por parte de la Policía Ministerial de que la persona provenía de fuera.