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Encuentro de tres culturas

Tlatelolco reúne el esplendor de la cultura azteca, combinado con la arquitectura colonial y la modernidad

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Tres culturas y un solo pueblo. Un recorrido por el pasado prehispánico, la belleza colonial y el encuentro con la modernidad. Eso es Tlatelolco.

Entre los multifamiliares y el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, se esconde una parte muy significativa de la historia de México. Sitio de sangrientas batallas y de tragedias también, los muros construidos por los tlatelolcas hace más de 600 años y la iglesia de Santiago Tlatelolco son mudos testigos de ello.

El conjunto es conocido como la Plaza de la Tres Culturas, integrado por pirámides, un templo y varios rascacielos. Se considera como parte del Centro Histórico, porque se localiza a unas cuantas calles de ahí, en el lugar que anteriormente ocupara el mercado de Tlatelolco.

Según las investigaciones, realizadas principalmente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), este centro comercial abastecía de casi cualquier producto a todos los pueblos de la región, incluyendo a su ciudad hermana, Tenochtitlan.

Como en todas sus construcciones, estos grupos edificaron grandes pirámides en este sitio, pero a la llegada de los conquistadores españoles, fueron destruidas en su gran mayoría.

Fue Tlatelolco el punto donde se escenificó una de las peores batallas en la historia de México, porque era el único centro que se resistía a la invasión de los españoles. Mujeres y niños defendieron con piedras y palos el pedazo de tierra que todavía les pertenecía. Así se acabó aquél mercado y con él, todo el esplendor de la cultura azteca.

Se mezclaron dos culturas. En un afán por convertir a la religión católica a los indígenas, los españoles empezaron a construir templos, el de Santiago Tlatelolco fue uno de éstos.

Fue esa misma parroquia, cuyos muros muestran la riqueza arquitectónica de la cultura conquistadora, la que cientos de años más tarde no abriría sus puertas ante el llamado de los estudiantes, masacrados el dos de octubre de 1968.

Y llego la modernidad, con los multifamiliares que se construyeron alrededor de la zona, rodeando tanto las ruinas arqueológicas como el templo colonial. Con los nombres de Chihuahua, Durango, Monterrey, Coahuila y demás estados de la República Mexicana, estos edificios son el hogar de cientos de familias mexicanas, que desde sus ventanas contemplan el paso del tiempo.

Comercio en un principio

Señalados por la cultura del tianguis, hoy en día millones de mexicanos sobreviven del comercio, pero esta actividad, en su mayoría inmersa en la informalidad, fue en tiempos aztecas la base del esplendor del imperio.

Llamados pochtecas, porque vivían en el barrio Pochtlán de Tlatelolco, los comerciantes mexicas eran apreciados como parte nodal de la supervivencia y desarrollo económico militar de Tenochtitlan. Fueron los encargados de iniciar el contacto comercial con tribus tepanecas de Azcapotzalco al asentarse en el islote, y posteriormente los artífices de la expansión comercial al liberarse de los yugos tributarios.

De un incipiente comercio que inició intercambiando productos de la caza y pesca en el islote, por piedras, maderas y cal, este gremio logró consolidar un amplio mercado comercial que se amplió a poblaciones como Chalco, Cuautitlán, Otompan, Acolman, zonas de tierra caliente y Tlatelolco.

El mercado de Tlatelolco era extraordinariamente grande, tanto que su espacio hizo pensar a Hernán Cortés que bien podía albergar dos veces la ciudad de Salamanca, España. A él acudían diariamente millares de personas a comprar e intercambiar mercancías y materias primas.

Espacio abierto al cielo, rodeado de muros, con ofrendas de verduras, tortillas y tamales (momoztli), el mercado reunía a comerciantes de sitios lejanos, pero también a artesanos que dejaron la labor agrícola para elaborar productos con las materias primas; así como tejedoras, barberos, cargadores o tamemes, cocineros y trabajadores a domicilio.

TESTIGO

Tlatelolco ha sido escenario de acontecimientos sangrientos en la historia de México.

-En 1515, Cuauhtémoc fue elegido gobernante de Tlatelolco. A la llegada de los conquistadores españoles, Moctezuma Xocoyotzin gobernaba Tenochtitlan; tras la muerte de éste, los mexicas eligieron a Cuauhtémoc señor de las dos ciudades y combatió contra los hispanos hasta que fue sitiado en esa ciudad, cuyos habitantes resistieron durante 80 días, al final de los cuales Cuauhtémoc cayó prisionero.

-El dos de octubre de 1968 miles de estudiantes, mujeres y niños murieron en manos del ejército, cuando se manifestaban en contra de la política del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Dos bengalas que cayeron desde un helicóptero, anunciaban la trágica batalla sin oponentes que se libraría en ese lugar. Desde uno de los multifamiliares, el edificio Chihuahua, empezaron los primeros disparos que no cesarían hasta la madrugada del día siguiente. Nunca se supo una cifra exacta de víctimas, pero los que sobrevivieron todavía exigen justicia.

-La mañana del 19 de septiembre de 1985 Tlatelolco se volvió a llenar de luto. El edificio Nuevo León se desplomó a consecuencia de uno de los terremotos más fuertes que han azotado a la capital del país.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

LOS AMANTES

Quizás sean de los pocos vestigios que se han encontrado abrazados, por eso fueron llamados los “Amantes de Tlatelolco”. Se trata de los restos humanos de una mujer y un hombre, que según las investigaciones formaron una pareja hace cientos de años. Desde que fueron colocados en uno de los pasillos del recorrido por las ruinas de esta zona arqueológica, han dado pie al origen de muchas leyendas.

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