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Endurece Bush sanciones a Cuba

EL PAÍS

WASHINGTON, EU.- Consciente de que necesita el apoyo de los votantes de origen cubano en Florida para su reelección como presidente de EU, George W. Bush anunció ayer el endurecimiento de las leyes que prohíben viajar a Cuba y el refuerzo de la propaganda anticastrista que se emite hacia la isla por radio, televisión e Internet. Bush atiende así las peticiones de la antesala cubano-americano, una de las más poderosas de Washington. La Casa Blanca acusó a los propietarios de complejos hoteleros en la isla, entre los que hay empresas españolas, de sustentar el régimen de Castro.

En la lógica de Bush, acostumbrado a prescindir de los términos medios y a clasificar las cosas como buenas o como malas, quien hace turismo en Cuba está apoyando el comunismo con su dinero. Las nuevas medidas anunciadas ayer -en el 135 aniversario del levantamiento popular contra el poder colonial- están específicamente diseñadas para frenar el turismo hacia la isla y acorralar todavía más al régimen de Fidel Castro. “Los estadounidenses tienen que saber que los hoteles de Cuba que son propiedad de empresas extranjeras pagan salarios que los trabajadores entregan al gobierno. Quienes hacen turismo en Cuba y acuden a un hotel propiedad de una empresa extranjera”, dijo Bush, “pagan una factura que va a parar directamente al gobierno”.

El presidente de EU estableció después esta relación de causa-efecto: “El gobierno, después, paga a los trabajadores una miseria en pesos que no valen para nada, pero se queda con la divisa para sustentar al dictador y a sus compinches. El turismo ilegal perpetúa la miseria del pueblo cubano”. E inmediatamente anunció que ha ordenado “al Departamento de Seguridad Interior que frene ese tráfico ilegal de dinero”. En realidad, ese tráfico apenas existe porque está estrictamente prohibido viajar de EU a Cuba. El trayecto sólo se permite con un permiso especial del Departamento del Tesoro por razones humanitarias y académicas.

A Bush incluso esto le parece excesivo: “A menudo esas excepciones se usan para tapar negocios ilegales o turismo, o para saltar las restricciones de traslado de dinero a Cuba. Vamos a actuar contra estos engaños”, dijo Bush, que anunció un incremento de las inspecciones a los pasajeros y cargamentos con destino a la isla y una investigación para detener a quien viaje a Cuba a través de terceros países o de embarcaciones privadas. Bush necesita de manera imperiosa el apoyo de la comunidad cubano-americana de Florida si quiere hacerse con los votos electorales de ese estado en las presidenciales del año próximo. Ese grupo de presión, defraudado por lo que para ellos ha sido una política poco severa de Bush contra el régimen de Castro, ha maniobrado en los pasillos de poder de Washington para pedir, sobre todo, un aumento del cupo de inmigración.

En principio, Bush mantiene la llamada norma “del pie seco o el pie mojado”: a los inmigrantes que llegan en embarcaciones se les permite residir legalmente en EU si pisan la playa pero se les envía de vuelta a Cuba si son interceptados en el mar. Bush, que no desea ni remotamente una crisis de inmigración, mantiene vigente esa política pero anunció genéricamente “un incremento del número de nuevos inmigrantes cubanos a los que damos la bienvenida cada año”. Habrá también más fondos para las emisiones Radio TV Martí y para la propaganda anticastrista a través de Internet. Bush, con el secretario de Estado, Colin Powell, a su lado, acabó la intervención con un “Cuba será pronto libre” pronunciado en español sin demasiada fortuna.

Exiliados satisfechos

El anuncio para tratar de debilitar al régimen cubano generó reacciones “bienvenida” y “satisfacción” entre los exiliados cubanos. “Nos sentimos satisfechos por el anuncio realizado por el presidente Bush, quien se comprometió a hacer cumplir estrictamente las leyes del embargo con respecto a Cuba. Eso es lo que hemos estado pidiendo”, dijo Ninoska Pérez Castellón, directora del Consejo por la libertad de Cuba.

La activista, quien viajó especialmente a Washington para el anuncio, destacó asimismo que todos los funcionarios con los que se entrevistó le pidieron: “No nos juzguen por lo que se dijo sino por las acciones que se comenzarán a tomar”.

Lo que aparentemente sería un mensaje para otros grupos de exiliados, como la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que recientemente criticaron la supuesta “inacción” de Bush frente a Cuba.

Esta vez la FNCA dio la “bienvenida” al anuncio del gobernante. “Cada medida a favor de Cuba es bienvenida”, dijo Jorge Mas Santos, director de la organización.

Sin embargo, las declaraciones de Mas Santos fueron matizadas por declaraciones de otros representantes del exilio a radios locales, quienes sin dejar de celebrar el anuncio de Bush dijeron que “olía a una maniobra electoral” que apuntaba a la reelección del mandatario en 2004.

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