La aparición de un conflicto al interior de la Escuela Ricardo Flores Magón de Ciudad Lerdo en el Estado de Durango, pone en entredicho la labor de las autoridades responsables de la Educación Pública en la entidad. El problema se ha suscitado entre un grupo de maestros inconformes que cuestionan el trabajo del director del plantel, al que le imputan tanto la violación de sus derechos laborales como la descalificación de su labor docente, la que califican de injusta.
Hasta el momento las clases no han sido suspendidas, sin embargo, los quejosos mantienen un plantón a las afueras del edificio escolar, lo que desde luego constituye un elemento de inestabilidad. Por otra parte, la aparición reciente de conflictos similares en el Bachillerato Tecnológico y otras escuelas del área conurbada de la Laguna de Durango, como la Emilio Carranza, 18 de Marzo y Silvestre Revueltas, indican una falta de control que tiende a generalizar.
La vasta dimensión y complejidad del sistema escolar y las carencias y vicios históricos que imperan hacen explicable el fenómeno, sin embargo, la aparición simultánea de conflictos en la misma región, revela un evidente trasfondo político. Lo anterior lejos de ofrecer una excusa, constituye un motivo de mayor razón para que autoridades, maestros y padres de familia pongan manos a la obra.
El problema revela de manera especial, la necesidad urgente de emprender una reforma a fondo de las organizaciones sindicales magisteriales, cuyas estructuras suelen ser ineficaces para procesar la solución de los problemas. Lo anterior ocurre en el mejor de los casos, ya que en los escenarios más comunes esas mismas estructuras caducas y antidemocráticas con frecuencia llegan a generar las causas mismas de tales conflictos.