Alrededor del país, se les rinde un homenaje hoy en su día
TORREÓN, COAH.- Ellas son las encargadas de “apapachar” a los enfermos. Su labor es silenciosa, pero de suma importancia para que un hospital trabaje a la perfección. Se trata de las enfermeras.
Desde hace 47 años, cada seis de enero se rinde un homenaje a todas ellas en cada uno de los rincones del país. Hoy se celebra el Día de la Enfermera.
“La labor que hace enfermería es apoyar los servicios de los médicos, atienden las indicaciones que nosotros damos, atienden a los pacientes, nos reportan a quienes están más graves, a quienes necesitan atenciones especiales, aplican medicamentos”, comenta Jesús Martínez, médico interno de postgrado del hospital del ISSSTE en Torreón.
“Son las que les hacen los cariños y todos los cuidados”. Por ello, destaca que es imprescindible el trabajo de la enfermera en una clínica, y se atreve a asegurar que sin ellas, “el hospital no funcionaría”.
Además de estar al pendiente de los pacientes, las enfermeras se encargan de buscar y administrar medicamentos, traer soluciones, hacer curaciones e informar al médico de los avances de cada uno de éstos.
En entrevista, enfermeras y enfermeros (porque aunque originalmente ésta era una profesión propia del sexo femenino, cada vez son más hombres los que deciden seguir este camino) del hospital Universitario de Torreón y de la clínica del ISSSTE hablaron acerca de su función y de lo que para ellos significa cumplir con esta noble labor.
En los 20 años que María de los Ángeles Saucedo tiene dedicándose al oficio, ha pasado por diferentes áreas, aunque su especialidad es como enfermera pediatra. Actualmente es supervisora en el ISSSTE de Torreón. Señala que no sólo es importante atender las afecciones físicas del paciente, ya que en muchas ocasiones las enfermedades son sicosómaticas, es decir sicológicas, por lo que su labor va más allá de administrar los medicamentos: ella escucha a los pacientes.
“Un caso que se me quedó muy grabado fue como hace cuatro años de una paciente programada para una histerectomía”. Recuerda que la señora que era de Durango no se dejaba tocar por ninguna enfermera, empezó a llorar y María de los Ángeles se dedicó a escucharla. La paciente se desahogó, le platicó sus problemas y lloró, y al final dejó que le hicieran todos los procedimientos. Actualmente, la señora aún le escribe, y la enfermera asegura que esa es la satisfacción más grande de su profesión: la sonrisa y la gratitud del paciente.
“La enfermera es la única que está entre la vida y la muerte, porque es la única persona que está en el momento en que nace una vida y al momento en que muere otra”, asegura.