31 octubre 2003
Bagdad, 31 oct (EFE).- Un soldado estadounidense murió hoy en un ataque con explosivos en el oeste de Bagdad, donde militares norteamericanos dispersaron una manifestación en la que murieron tres civiles, el mismo día en que fue atacado el Ayuntamiento de Faluja, al norte de la capital iraquí.
El soldado muerto pertenecía a la 82 división Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos y se sabe que falleció en un ataque de varios individuos con explosivos en la zona de Jalidiya, en la capital.
Además, la jornada registró el ataque de otro grupo de individuos contra el ayuntamiento de Faluja, donde causaron un muerto, y en Bagdad los soldados estadounidenses abrieron fuego para dispersar una manifestación contra la ocupación del país.
El ataque contra el Ayuntamiento ocurrió poco después de las oraciones del mediodía, cuando varios individuos efectuaron disparos con lanzagranadas y fusiles ametralladores.
Al menos una granada propulsada impactó en el edificio, casi fortaleza situada en la calle principal de Faluja, y que protegían varias decenas de soldados estadounidenses y policías iraquíes.
Faluja, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad y plaza fuerte de los seguidores del derrocado régimen, es frecuente escenario de ataques a los soldados estadounidenses, aunque a su vez crecen las acciones violentas contra los llamados "colaboracionistas" de EEUU.
Muy poco después de los primeros disparos, los soldados de la 82 División Aerotransportada, la encarga de la seguridad en la provincia, acordonaron la zona con el apoyo de helicópteros.
El ataque, explicó el sargento Abh Mukhlas, sucedió después de que se produjera una explosión cerca del Ayuntamiento, y de que, seguidamente, alrededor de un centenar de personas se manifestaran frente al edificio para exigir la renuncia del alcalde Taha Bedawi, designado por el jefe militar estadounidense de Faluja.
Antes del ataque, Bedawi advirtió que en Faluja aumentaba la tensión a medida que los soldados estadounidenses mantenían presos al imám suní, Sheik Jamal Shaker Nazzal, y al jefe tribal, Barakat Saadun Aifan, detenidos el pasado 13 de octubre por su presunta relación con algunos ataques a las tropas de EEUU.
En Bagdad, donde las fuerzas estadounidenses redoblaron las medidas de seguridad por temor a que se produjeran nuevos ataques con motivo del primer viernes de Ramadán, al menos un policía y tres civiles iraquíes murieron en los disturbios ocurridos en un mercado del barrio de Abu Ghaib al oeste de la capital.
La violencia en Abu Ghaib estalló después de que los soldados estadounidenses desmontaran a la fuerza los puestos montados en mitad de la calle, sin atender a las protestas de los vendedores, a quienes se unieron luego alrededor de medio millar de personas.
La protesta adquirió un cariz violento cuando los manifestantes, entre los que había algunos que portaban retratos de Sadam Husein, comenzaron a abuchear y a arrojar piedras contra los soldados y los policías iraquíes, que respondieron con disparos.
Vecinos del barrio, en el que se encuentra ubicada la mayor prisión de Irak, relataron que durante aproximadamente media hora hubo un intercambio de disparos entre los soldados e iraquíes, y que al menos dos personas fueron detenidas portando armas de fuego.
En otro incidente ocurrido también en la capital, los soldados estadounidenses lanzaron disparos para disolver a varios cientos de manifestantes que protestaban por la detención del clérigo, Hamid Omar, titular de la mezquita de Hai Salam, en un suburbio del norte de Bagdad.
Diversos distritos de la capital fueron inundados de panfletos que, de origen desconocido, contenían un llamamiento a los iraquíes para que participen en un supuesto "día de la resistencia", que aparentemente ha sido fijado para mañana, sábado.
En Nayaf, al sur de Bagdad y bastión de musulmanes chiíes, las tropas hondureñas de la división multinacional que se encuentra bajo mando polaco, reforzaron los controles de seguridad en los accesos por carretera para impedir la entrada en la ciudad a los iraquíes de la comunidad suní para evitar enfrentamientos entre los miembros de las dos comunidades.
Debido al deterioro de la seguridad en Bagdad, y a raíz del atentado perpetrado el pasado lunes contra la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), este organismo y también Naciones Unidas, decidieron reducir temporalmente sus plantillas de empleados internacionales.