02 septiembre 2003
Nayaf, Iraq, (EFE).- Mohamed Baqir al Hakim, el principal dirigente chií en Iraq, fue enterrado hoy en la ciudad santa de Nayaf, adonde llegó su cadáver después de las honras fúnebres en Bagdad, acompañado por decenas de miles de correligionarios.
Al Hakim, jefe de la organización chií más influyente del país, la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Iraq (ASRII), murió junto a otras 82 personas el pasado día 29 en un atentado con dos coches bomba a las puertas de la mezquita del imán Ali, en Nayaf.
Sus restos, mutilados por la explosión, volvieron hoy a esa ciudad en un camión que acompañaron miles de personas a pie los últimos quince kilómetros desde la localidad de Kufa.
Una vez en Nayaf, principal centro de peregrinación para la vertiente chií del Islam, decenas de miles de personas siguieron el cadáver en procesión hasta la mezquita donde se cometió el atentado, en la que supuestamente está enterrado Ali, yerno del profeta Mahoma y venerado por los chiíes como legítimo sucesor del Profeta.
Los chiíes constituyen más de un 60 por ciento de los veinticinco millones de habitantes de Iraq y fueron duramente oprimidos por Sadam Husein, presidente iraquí derrocado el pasado abril por la invasión británico-estadounidense y miembro de la rama suní del Islam.
Alrededor de la mezquita miles de personas se acumularon y entre sollozos, gritos y rezos despidieron a Al Hakim. La mezquita, un edificio amurallado de enormes proporciones, está cerrada desde el viernes para reparar los daños, pero hoy se reabrió, a fin de que el cadáver del ayatolá reposara unos momentos cerca de la tumba de Ali.
Miles de personas portaban retratos del fallecido y otros líderes chiíes, como el ayatolá Ruhola Jomeini, alma de la Revolución islámica de 1979 en Irán, donde Al Hakim vivió un exilio de veintitrés años que terminó cuando el pasado 12 de mayo protagonizó un retorno a Nayaf tan multitudinario como lo fue hoy su entierro.
Entre los asistentes también habían iraníes llegados desde Teherán para asistir al entierro de Al Hakim, que mantenía estrechas relaciones con el país vecino, también de mayoría chií.
La policía iraquí había instalado puestos de control en todas las carreteras del distrito y prohibido el acceso de vehículos a la ciudad, donde miembros armados del partido político chií La Llamada (Al Dawa) y de las recién creadas fuerzas de seguridad del recinto sagrado inspeccionaban a toda persona que les infundía sospecha.
Las tropas estadounidenses, posiblemente para no herir la sensibilidad de los chiíes, tuvieron cuidado de no aparecer hoy por esta ciudad cuyo control tenían previsto traspasar este mes a la Brigada Plus Ultra, bajo mando español y que integra a tropas de Nicaragua, República Dominicana, El Salvador y Honduras.
Al Hakim fue enterrado en un descampado a la entrada de la ciudad, donde sus seguidores prevén alzar un mausoleo. "Damos el pésame al imán Ali por la muerte de Al Hakim a manos de un traidor", coreaban varios de ellos mientras se golpeaban en el pecho rítmicamente. "Preguntamos a Dios cómo han podido matar a Al Hakim", gritaban otros.
"Al Hakim se ha convertido en una bandera para los chiíes", decía un grupo de seguidores de Moqtada al Sadr, uno de los dirigentes chiíes más radicales de Iraq, que estaban seguidos por dos filas de penitentes vestidos de negro que se azotaban con cadenas hasta sangrar.
"Este es un día de tristeza y desesperación. Hemos sufrido una pérdida que nunca podremos recompensar", dijo uno de los guardias que velaban por la seguridad entre la multitud, Salah Hamir, de 43 años. "Los traidores han cometido algo inhumano contra un hombre bueno. Nosotros los chiíes somos gente de bien, pero antes de Al Hakim han muertos muchas otras autoridades religiosas y no nos hemos quedado quietos, al revés, nos ha aportado más fuerza", advirtió.
Ante una de las puertas del principal templo de Nayaf, Rashid Al Hakim, pariente lejano del fallecido, subrayó que éste, "cuando volvió de Irán, su sueño era morir como mártir cerca de la mezquita del imán Ali".
La identidad de los responsables del atentado sigue siendo un misterio, pero Rashid Al Hakim confió sus sospechas acerca de extremistas suníes de procedencia saudí, seguidores de Sadam Husein -a quien se atribuye un comunicado divulgado el lunes en el que se desvincula de la matanza- y grupos chiíes rivales.
El pariente del fallecido, que trabaja en la administración de la mezquita del imán Ali, agradeció a EU el derrocamiento de Sadam Husein, "pero ahora deben protegernos. Estoy seguro de que volverá a registrarse un nuevo atentado".