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ENTREVISTA | Alberto Allegre Familiar .- Ojos chiquitos, gran visión

Por Patricio de la Fuente González-Karg

El mundo de Alberto Allegre es un caos en orden perfecto. Espaciosas oficinas, ahí sobre las paredes fotos y maquetas como testimonio de un pasado glorioso, un presente lleno de ideas en pos de un futuro mejor. No hay concepción del tiempo, sólo la entrega absoluta por el trabajo, amalgama de hombres y mujeres de todas las edades que llenos de energía y vigor se anticipan, poseen constancia, ante todo –rara cualidad– aman lo que hacen. Sobre el ingeniero Allegre Familiar podríamos definirlo como hombre sin edad: hace de los años su voluntad, los tiene a su favor. Mente desbordada que transforma sueños en realidades palpables, probablemente sea la efigie, el Dorian Gray lagunero, tiene un pacto con la eternidad, aquella que sigue reclamándole nunca parar.

Cuando estábamos gestionando esta entrevista se le mencionó que cada mes El Siglo platicaría con personajes y según me cuentan usted fue categórico al aseverar “yo no soy ningún personaje”. ¿Cómo está eso Don Alberto?

Y lo sigo diciendo, no soy ningún personaje, soy un hombre de éxito porque tengo una esposa amable, unos hijos con los cuales platico y discuto, porque mis recursos no son envidia para los secuestradores pero me permiten un buen vivir, porque tuve la suerte de escoger –bueno casi vino sola– la profesión que me ha hecho muy feliz y cuento con amistades entrañables, creo en Dios.

¿Y en concreto qué es el éxito?

Es llegar a la sublimación de los deseos naturales en el hombre, es relativo, depende con base, a qué parámetros se tome.

En mi punto de vista usted es exitoso haciendo llamadas telefónicas. Muchas personas han caído bajo sus redes, ingeniero: que si habla Ronald Reagan, que díganle que es de parte de Bill Clinton y ahí van todos a contestar el aparato, apresurados o anonadados. ¿Por qué ese afán?

Será porque quiero esconder mi realidad o tengo un subconsciente... híjole, no se crea.

¿ A lo mejor su profesión, aquel deseo escondido, era la política?

Todos somos políticos y si no debiéramos serlo. ¿Pero qué entendemos por político? Es el participar en la angustia que tiene cualquier nación; si no nos involucramos en las decisiones y pugnamos porque se lleven a cabo los proyectos nunca avanzaremos.

Bueno, el otro día me estaba diciendo Don Carlos Herrera que su error garrafal era haberse metido en la polaca y ya ve, por otro lado pretende gobernar Durango.

Bueno, ampliando lo que dijo mi querido Don Carlos: o no pude o no quise. Hay razones, motivos, accidentes en la vida, quizá yo tuve muchas oportunidades pero nomás me quedé en la orillita.

Se habla mucho de la carencia de banderas ideológicas en los jóvenes. En sus años dentro del Politécnico ¿qué ideas perseguían, ésas que se defienden a capa y espada?

Yo tengo una mente muy brincona, le pido que me apacigue y me ordene, soy fatal pero en fin. El Politécnico era una escuela de jóvenes con pocos recursos –yo era de los privilegiados– y la disciplina era muy estricta, por traer un sombrerito en el patio de honor fui expulsado de la escuela definitivamente. Gracias a las gestiones de un tío pude volver ya a Ingeniería Civil. ¿Banderas? bueno, el luchar por salir adelante dentro de un entorno muy agitado donde siempre había manifestaciones –en aquel entonces estaba Garrido Canabal y “Los Camisas Negras”, estudiantes en las calles: atole, pozole y vinagre. Salían gentes a aplaudir la majadería: siempre era oposición, estábamos muy ligados al general Cárdenas. Todo lo que fuera en contra nos caía muy bien.

Y sigue Don Alberto sumido en un pretérito que ya lo situaba como grillo, agitador de la conciencia, lo mismo plantándosele enfrente a Lázaro Cárdenas que a cualquier hijo de vecino.

Me voy a transportar hasta su incursión como banquero. Aníbal de Iturbide, Manuel Espinosa Iglesias, Trouyet: todos con traje de raya de gis, reloj con leontina: verdaderos conocedores de su profesión, otros tiempos. ¿En qué siente ha variado, por qué el desprestigio hacia la banca, la concepción de que quedó en manos de casa bolseros que nada sabían del negocio?

Me duele mucho que hayamos tenido que aceptar el concurso de dineros que vienen del extranjero, me puede que no tengamos la capacidad. No es que cambien los banqueros: la moneda es la moneda y hay que manejarla para que produzca. Ya desde entonces existían instituciones que no estaban bien soportadas y dejaron en la calle a muchas personas. Son tan respetables banqueros de aquel entonces como los de hoy en día, costumbres distintas, un sentido de la verticalidad un poquito diferente pero al fin y al cabo, le repito, la moneda es la moneda y hay que saber manejarla.

Allegre Familiar en corto:

“Me tocó ver crecer las entidades educativas, de ahí han salido muchachos de gran valía, que aportaron, aportan y seguirán aportando grandes cosas para México”

Concibo al ingeniero Allegre como un creador. ¿En qué radica la creación? ¿Qué se siente comenzar a ver una obra desde sus inicios hasta el natural final, la conclusión de un esfuerzo?

Hay varios campos: el de la investigación, el de la creación, el del cálculo, el de la construcción, la administración. El ingeniero tiene la suerte de sentir esa presunción, el trascender. Dios me ha permitido hacer muchas tonteras en toda la República y hasta fuera de mi país. Lo mismo una planta tratadora, que un camino; todo es creativo, el orgullo que debe tener un profesional es en la calidad del trabajo.

Dice Don Alberto con su natural picardía:

“Ser ingeniero me ha permitido ser feliz, saber de la gente, qué es lo que come, transportarme a otras latitudes y encontrarme a mexicanos, apapacharlos –sobre todo a las mujeres–. Bueno, eso último córtelo”.

¿Usted es “ojo alegre”?

Soy ojo chico y bohemio.

Se pone rojo y salta hacia otra vertiente:

“Hoy en día la competencia es muy dura. A mí me tocó hacer grandes obras pero hoy en día los concursos -y me refiero a los no amañados- son muy difíciles. El riesgo es muy importante, nadie está exento de un fracaso, por ello tengo que tener conciencia sobre mis trabajadores, humanidad y nunca alejarme del sentimiento de las personas.

Háblenos de las plataformas marítimas. Me imagino que usted terminó por establecer una simbiosis con el mar...

Trabajé 22 años haciendo plataformas: éramos seis, había mucho qué hacer, estaba eso virgen, por accidente me asocié con una empresa de Europa (la que hizo el Eurotúnel) y nos integramos a incursionar en petroquímica, me ligué con holandeses para hacer dragado y en definitiva creo fue con quienes mejor entendimiento logré.

Platíquenos de Jorge Díaz Serrano...

Es un tipazo, alegre y jovial, le gustaba la parranda, tardes apoteósicas, hombre mucho muy inteligente, preparación. Cuando llega de Embajador a Rusia ya se daba a entender, ya en la cárcel daba clases: siendo alcohólico se sobrepuso.

Luego la inevitable senda de los recuerdos, seres inolvidables muy vivos en la memoria de nuestro entrevistado:

“La mejor fonda era la de los Haces Gil, bien lo dijo Don Antonio de Juambelz. Lucas y Carmen eran sensacionales. Un día a las dos de la madrugada Carmelita le habló a un sacerdote jesuita (muy amigo de ellos) para decirle que Lucas entendía lo que era “la Santísima Trinidad”. El padre se queda anonadado, piense y piense en que nadie la ha logrado entender para oír la respuesta: es como el aceite “tres en uno”.

Su esposa Doña Lupita, la Sor Juana Lagunera, de plano recita como nadie. ¿No lo llega a hartar?

No, fíjese que no, nomás le jalo el brazo. Tiene grandes cualidades, es una mujer culta y muy divertida, me despierta para recordarme que se me olvidó la pastilla para dormir. Sigo casado con Lupita por idiota, no es cierto, por idiota ella”.

En directo afirma Allegre:

“Yo soy muy hocicón. “Hacia Miguel de la Madrid me unen lazos de amistad. A Don José López Portillo lo deberían dejar tranquilo, su tiempo ya pasó”.

El agua ingeniero. Lo dejamos hablar.

En el Consejo Ciudadano por el Agua se acepta cualquier tipo de credo: hombre, mujer o de enmedio. De nosotros depende que esto siga o se acabe, si estamos fuertes y convencidos esto va a perdurar, no es político, simple y llanamente visión a largo plazo, concientizar a los niños pues desde ahí radica la fortaleza, así será más fácil pelear. No pretendemos directrices ni verdugos del Gobierno, buscamos la verdad. Empieza a verse una luz en el horizonte... El agua no se acaba, es la misma, requiere un adecuado tratamiento. Existe ya conciencia en el lechero y en el agricultor, hay otra postura. Si lo que dice Enrique Martínez y Martínez es cierto, debemos creerlo.

Ya no lo estamos entrevistando, él solito platica, parlanchín, libro abierto que nada esconde, ráfaga energetizante, ejemplo vivo, memoria, sin su presencia habría tantas interrogantes sin resolver. Navegante, iniciador de regatas en los ríos Nazas y Balsas, dueño y señor de un espacio, lacónico termina por decirnos:

“Los acompaño hasta abajo, no sea la de malas y se vayan a robar algo de mi oficina”.

Correo electrónico: pato1919@hotmail.com

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